“En la actualidad la gente sólo se preocupa por sus derechos. Recordarle que también tiene deberes y responsabilidades es un acto de valor que no corresponde exclusivamente a los políticos”, Mahatma Gandhi

En nuestros días es mucho más que frecuente que se hable o se escriba sobre los derechos humanos, y como mañana es el día universal de los derechos humanos, podemos reflexionar y entretejer algunos conceptos que nos ayuden básicamente a buscar un equilibrio a un tema tan fundamental para una convivencia armoniosa y productiva.

Es esencial entender que los derechos cuando se invocan son para aquellos que están en primer lugar dispuestos a asumir una responsabilidad en los derechos que reclaman o que se les conceden. Entendiendo que cuestiones de responsabilidad son parte formativa del ser humano y puede entender los límites que estos tienen.

Como humanos cuando somos educados y formados para un proceso de vida y no simplemente para titularnos en algo, sabemos que en cada etapa que vivimos podemos saber qué derechos tenemos y como los debemos usar y también cuando los podemos reclamar. Cuando uno ha cumplido su parte y sabe que está en el justo derecho de tener algo simplemente lo puede pedir y nadie se lo debería negar.

No ignoramos que en nuestro mundo donde quiera que nos encontremos las injusticias se dan y también por ello se atropellan los derechos de uno, claro está que al reclamarlos uno debe ser más que cuidadoso en no atropellar los derechos de otros, por el contrario se deberá proceder con cuidado y respeto para primero ser oído y luego usar el derecho que se está reclamando.

Todo derecho está antecedido por deberes y obligaciones que una vez obtenidos se puede pedir que se cumpla con lo que se ha ganado. Cuando uno entiende que la vida es como una cadena que está compuesta de eslabones individuales los cuales están entrelazados los unos con los otros, entonces una cosa es hablar de eslabones y otra hablar de una cadena. Cuando hablamos de derechos es una cadena, la cual está formada por una serie de cosas muy individuales que una vez que estén en el lugar correcto y entrelazados terminan siendo una cadena.

Una simple ilustración se ve en nuestro diario vivir cuando una madre manda a su niño para comprar algo, primero le indica claramente dónde ir, qué pedir y también le entrega el dinero necesario para poder hacer el pago. El proceso indica que todo debe usarse como es la indicación para que se pueda tener el derecho de regresar con la tarea cumplida y complacer a la madre que encomendó el mandado. Lamentablemente hoy día es muy frecuente anteponer necesidades personales antes que procesos y no nos damos cuenta que con ese modo de conducta perdemos los derechos.

Cuando uno ha sido educado para cumplir con procedimientos, difícilmente planteará la pregunta si es que no hay otra manera de poder arreglar este asunto, porque si lo hubiera no haría falta solicitarla. Mirando hacia adelante debemos reestructurar nuestra manera de lograr o alcanzar lo que queremos si pensamos que nuestra sociedad debe enmarcarse en derechos.

Nunca es tarde para redefinir la meta que queremos alcanzar en lo personal, claro está que cuanto antes lo hacemos tendremos muchos más beneficios y muchos menos disgustos que soportar.