LA ERA DEL FAUNO
¡Acometizamos!
Juan Carlos Lemus
Lograr que aterrice un aparato sobre un cometa es más difícil de conseguir que una hormiga salte sobre una camioneta a toda velocidad por el Periférico y que caiga encima de la cabeza del chofer. Un acontecimiento espacial sin precedentes en la historia de la humanidad ocurrió el 12 de noviembre pasado: la Agencia Espacial Europea (EEA) logró que la sonda Rosetta soltara al módulo Philae sobre un cometa que tiene un poco la forma de un pato malhecho de barro, que mide de 3 a 5 kilómetros, que viaja a unos 18 km por segundo —algo más rápido que una bala— y que va girando sobre su eje. Para conseguirlo, la EEA diseñó una sonda a la que bautizó Rosetta. En el vientre de esta colocó una criatura de metal, a la que nombró Philae, la cual porta instrumentos de exploración.
Viajaron acopladas en yunta igual; se alejaron 510 millones de kilómetros de la Tierra durante 10 años hasta que, hace 10 días, Rosetta se abrió como en un parto espacial, pariendo a Philae. Este se dejó caer a una velocidad de 15 centímetros por segundo, durante siete horas, hasta que acometizó en el 67/P Churyumov-Gerasimenko.
El acometizaje fue complicado. Philae dio un par de brincos sobre la superficie antes de aferrarse a ella. Vimos por internet el rostro expectante de hombres y mujeres científicos de la EEA durante tales acontecimientos, gracias a que hubo transmisión en directo, no desde el cometa sino desde la EEA, pues las noticias desde el espacio tardan media hora en llegar a Alemania, donde se encuentra el centro espacial. Luego de rebotar, Philae se asentó con tanta precisión que apenas hundió sus patas cuatro centímetros de impacto. Echó anclas, se aferró como garrapata al cometa y allí permanecerá año y medio, si Dios lo permite
Bueno, ya comenzó a enviar noticias. Una inmensa sorpresa es que el cometa emite un sonido semejante a la música. Escucharla es terrible, emocionante, bello; es como oír las teclas de una marimba cósmica cimbrada velozmente por algún loco. Se puede acceder al concierto en la página de la EEA (rastree la nota Singing Comet).
En año y medio, Philae explorará ese cometa que contiene sustancias desde los orígenes del Universo, luego se quemará al calor del Sol; Rosetta se hará basura espacial. Mientras llega tan infeliz momento, la vida aquí abajo continúa y hasta parece banal detenerse a contemplar el infinito porque estamos aprisionados en la descomposición visible.
Es imposible imaginar la inmensidad del Cosmos. La Tierra, Philae, Rosetta y el cometa interactuamos en un puntito perdido entre una gota en el océano. Lo más seguro es que haya miles de cuatrillones de personas viviendo en otros millones de planetas, lo que desconocemos es si son iguales o menos conflictivas que nosotros.
Uno baja la mirada del cielo y constata la estupidez humana. La Tierra es tenebrosa. Las siguientes son palabras del paleontólogo Derek V. Ager: “La historia de cualquier parte de la Tierra, como la vida de un soldado, consiste en largos periodos de aburrimiento y breves periodos de terror”. Quizá, en nuestro caso chapín, sea cincuenta/cincuenta: largos períodos de aburrimiento y largos periodos de terror.