REGISTRO AKÁSICO
Agresión contra la renovación universitaria
Un grupo burocrático se hizo con la universidad pública. Se trata de aprovechar la asignación originada por la tributación ciudadana. Como se sabe, la Usac goza del 5% del presupuesto nacional. Lo más escandaloso es el montaje de una oficina supuestamente encargada de la seguridad, que interviene con medios encubiertos, en la represión de universitarios molestos.
El afán mesiánico universitario nacional se ancla en una idealización retrospectiva. Era una institución de élite que luchaba contra la tiranía, a favor de la libertad, comprometida con los intereses populares. Sin embargo, los puestos claves de los gobiernos en una sociedad clasista etnocentrada fueron ocupados, también, por los profesionales formados en la única universidad pública.
Cuando se refiere lo sucedido en la segunda mitad del siglo veinte, pareciera que todos los integrantes del alma mater hubiesen participado del afán de cambio social impulsado en los movimientos políticos expresados por la lucha popular revolucionaria o la reforma social. Nada más alejado de la verdad. Una gran parte de los universitarios de ese período histórico se mostraba partidario de consolidar al statu quo, otros participaban en alianzas innobles con los sectores políticos más retardatarios.
La construcción de una leyenda busca borrar a los líderes universitarios comprometidos con la transformación del país. Sirve para alejar y reprimir, aún en la actualidad, a los viejos partidarios de la revolución. El estudioso Virgilio Álvarez Aragón ha sido más ecuánime cuando ha referido las posiciones en juego y los debates; antes que las historias oficiales cuya expresión guía la realizó el californiano Paul Kobrak.
Sobre el pasado sesgado, creador de una fama inconsistente, se permitió entronizar un liderazgo universitario cuyas acciones antipopulares se expresan en el examen de admisión, el veto selectivo de ingreso a la universidad de académicos cuya biografía está ligada al esfuerzo revolucionario del siglo pasado, el subsidio a la formación de movimientos estudiantiles cooptados y otras acciones más indignas.
No obstante, cuando se limita la acción de los grupos oscuros se producen dos reacciones. La primera, en el interior universitario, se manifiesta de manera grosera, en la agresión a los nuevos líderes. A fin de mes, un grupo de 15 activistas estudiantiles ligado a actividades de la Huelga de Dolores golpeó brutalmente a 4 estudiantes de Derecho que representan esa renovación y habían ganado elecciones estudiantiles. En asamblea espontánea, un gran número de estudiantes de la facultad de leyes exigieron la expulsión de los agresores y su asesor, el abogado Mynor Berganza, conocido por patrocinar en los tribunales a indiciados de conformar una banda acusada de narcotráfico y sicariato, conocida como los Mendoza (goo.gl/ehHyDm).
La segunda consiste en acusaciones de comunistas a los que participan en los movimientos políticos dirigidos a la depuración del Congreso y otras demandas. La participación masiva del estudiantado que convocó a la clase media urbana así como a organizaciones que consiguen movilizar a ciudadanos pobres, hace temer el desplazamiento de quienes han monopolizado la dirección del Estado por medio de políticos limitados en su capacidad cultural o moral.
La universidad nacional pública tendría que reformarse, tal como la universidad parisina, con la creación de diferentes comunidades universitarias que expresen libremente sus opciones político académicas. Ojalá se aparte a mafiosos y burócratas, para favorecer la libertad de cátedra y organización.
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