REGISTRO AKÁSICO

Apechugar en el nuevo año

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La discusión por la mudanza de la embajada en Israel descubre carencias de análisis económico y político. 1. El daño económico es una patraña. La exportación nacional consiste en vestuario, con US$1,136.3 millones (12.3%); azúcar, US$728.0 millones (7.9%); café, US$709.9 millones (7.7%); banano, $667.0 millones (7.2%); grasas y aceites comestibles, US$446.5 millones (4.8%); y bebidas alcohólicas, 278.1 millones (3%). Estos productos representaron aproximadamente la mitad de lo exportado. El cardamomo, US$269.4 millones (2.9%).

¿Por qué los vociferantes contra la maquila, grasas, azúcar y alcohol ahora se preocupan por los cardamomeros? Acaso no han visto las condiciones infrahumanas de los recolectores kekchís, donde familias enteras son obligadas a deslizarse sobre la tierra y si no son diestros reciben cortes en las manos, por las hojas afiladas del arbusto. ¿Acaso los recolectores tienen IGSS, vivienda digna y educación pública?

2. El mayor exportador de cardamomo en el mundo es Guatemala, pero el mayor productor es la India. La producción hindú se consume internamente. Por lo tanto, el cardamomo nacional sirve para equilibrar el mercado internacional, al evitar que el precio se forme internamente en la India. La baja económica de productores de petróleo mina la demanda. 3. Los pronósticos de la situación ameritan cuidado. En unos casos se debe a voceros de George Soros y, por lo tanto, enemigos de Trump. Otros, ligados a intereses de la Unión Europea, la mayor competidora de los países productores de alimentos. Y hasta de las fortunas del narcotráfico, propugnadores de la legalización de los estupefacientes.

La globalización para homogenizar las condiciones de producción en todo el mundo ha sido abandonada. Los nuevos procesos de globalización llevan implícito impedir el fortalecimiento económico de los países que buscan el progreso económico. En otras palabras, fortalecer la centralización del capital, como decía Marx, o mantener el imperialismo, como explicó Lenin. Los voceros del capital monopólico internacional no desean el progreso económico de los pueblos, sino mantener privilegios.

4. El presidente tiene estudios de posgrado en seguridad estratégica de dos universidades del país. Se puede dudar de la idoneidad, pero no desautorizarlo como funcionario electo, con el privilegio constitucional para dirigir las relaciones internacionales. Las declaraciones de que la decisión fue asumida con funcionarios entonados por el alcohol es un chiste de mal gusto. El asunto es muy serio.

5. Mezclar la política con la religión no es bueno. La mudanza de la embajada se hizo para apoyar una decisión del presidente de EE. UU. La Cancillería considera que beneficia a un millón de connacionales que viven en ese país. Obviamente hay peligro de ataques terroristas, por la necedad de salafistas extremistas. ¡Ojalá no sucedan! No obstante, las alusiones religiosas no deben tener cabida. La comunidad musulmana guatemalteca, en una declaración que la honra, ya lo dijo: se trata de un asunto político. Traer a cuenta declaraciones de fundamentalistas cristianos no contribuye a la unidad nacional, cuyo marco es laico. Lo mismo vale para leyendas sionistas. 6. Se puede disentir de la política exterior de EE. UU., pero jamás dejar de considerar a Guatemala en su área de influencia. La prevención, suspicacia y unidad nacional deben mantenerse para aligerar los tormentos de los mandamases de Washington.

La política exterior del país no ha alterado el deseo por la convivencia pacífica entre Israel y Palestina.

http://registroakasico.wordpress.com

ESCRITO POR:

Antonio Mosquera Aguilar

Doctor en Dinámica Humana por la Universidad Mariano Gálvez. Asesor jurídico de los refugiados guatemaltecos en México durante el enfrentamiento armado. Profesor de Universidad Regional y Universidad Galileo.