EDITORIAL

Aprovecharse de la calamidad

El Gobierno acaba de enviar al Organismo Legislativo la solicitud para una nueva prórroga por 30 días más del estado de Calamidad en 16 departamentos. Sin embargo, el impasible Congreso le ha dado trámite, pese a que no se cumple la esencia de esas declaratorias porque no han servido para nada en llevar alivio a las víctimas, y en cambio han favorecido el abuso en las compras del Estado, que no solo irrespetan normas de transparencia, sino que han acrecentado la corrupción, al no saber qué es lo que se compra y a quién.

El otro agravante que conlleva este tipo de medidas es que se han vuelto inoperantes y a la vez han servido para desnudar otra triste realidad, y es la ineficiencia que prevalece en el Congreso, donde se ha llegado a extralimitaciones inconcebibles como la de no atender resoluciones de la Corte de Constitucionalidad, que ha ordenado revisar esos procedimientos. Eso no es ni más ni menos que otra muestra de indolencia por parte de las dos fuerzas que tienen bajo su dominio el parlamento, que lleva semanas paralizado.

Tanto el partido Líder como los patriotistas han unido esfuerzos, una vez más, para violentar todo precepto de legalidad, como se ratifica con los dos meses que los diputados llevan en franca holgazanería. Todo esto por una simple guisachada: la de no conocer esas declaratorias de calamidad, que no tienen ningún sentido y que, como ahora, solo evidencian la triste componenda entre políticos para violentar el estado de Derecho, para privilegiar compras dudosas.

A los diputados no les ha interesado que existan otras iniciativas de ley haciendo cola para su aprobación, y es claro el temor del oficialismo de que pueda perder la batalla en búsqueda de dudosos legalismos para incurrir en mayores abusos burlando la Ley de Compras y Contrataciones para adquirir bienes sobre los que, además, no existe rendición de cuentas. Triste evidencia del tipo de intereses que se han incrustado en la administración pública, donde los negocios en el Estado se hacen en nombre de miles de víctimas.

Esta semana se cumplieron catorce convocatorias a sesiones en el Congreso y ninguna se pudo llevar a cabo, por falta de quórum, pero las dos fuerzas en contubernio se han dado a la tarea de boicotear cualquier posibilidad de sesionar, aunque para ello desatiendan los requerimientos de la CC. Se ha perdido la vergüenza en el parlamento a tal grado de que se registran escenas inconcebibles como la del pasado jueves, cuando un número minoritario de diputados fingió reunirse para darle paso precisamente a otra nueva proclama en nombre de la calamidad.

Con los estados de Calamidad, que tanto defiende el Gobierno, pasa lo mismo que con el combate de la corrupción, que solo se queda en palabras, pues hasta ahora no se percibe el más mínimo interés en su erradicación. Lo mismo pasa con las millonarias adquisiciones que se hacen a la sombra de esos acuerdos espurios, que únicamente sirven para acrecentar la corruptela con compras dedicadas, pues sobre esos gastos millonarios no se rinden cuentas ni benefician a quienes necesitan la ayuda, como se puede comprobar visitando las áreas afectadas.

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