EDITORIAL

Cae otro cacique de la vieja política

Con la captura de Arístides Baldomero Crespo Villegas, la Fiscalía Especial contra la Impunidad (Feci) se apunta otro éxito, porque quien también fuera presidente del Congreso ha sido una de las figuras más emblemáticas de la vieja política, de las malas costumbres en el servicio público y uno de los mayores tránsfugas de la política parlamentaria.

Crespo está sindicado de la creación de plazas fantasmas en el Congreso, o de nombramientos ilegales, así como por abuso de autoridad, un delito por el cual también guardan prisión otros expresidentes del Legislativo. Uno más, Luis Rabbé, se fugó al perder la inmunidad y buscó refugio en Nicaragua, paraíso de la tiranía orteguista, lo más granado de la corrupción.

Es por demás vergonzoso lo frecuente que se ha convertido la captura de altos funcionarios guatemaltecos, sobre todo de la alta dirigencia del Congreso, donde los últimos presidentes abusaron de sus cargos para crear plazas inexistentes, aunque sí se preocupaban por simular una larga serie de procedimientos, con el fin de que esos recursos al final llegaran a sus bolsillos.

La creación de plazas fantasmas es una modalidad de relativa reciente creación y casi podría afirmarse que su propagación se extendió a partir de este siglo, cuando la desvergüenza se apoderó de diputados y de quienes llegaron a integrar juntas directivas con el claro objetivo de desvalijar al Estado, todo lo cual tiene hoy tras las rejas a varios jerarcas del Congreso.

Muchos de esos abusos se moderaron a partir de los embates del Ministerio Público y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala, pues de no haber arremetido contra la corrupción quizá muchos de esos vicios se habrían acentuado. Sin embargo, no se puede descartar que el abuso de poder y el latrocinio continúen en ese desprestigiado organismo.

Ha llegado a niveles verdaderamente vergonzosos la corrupción en el Legislativo, de donde por la creación de plazas fantasmas se ha detenido a poco más de medio centenar de personas y según el titular de la Feci, Francisco Sandoval, hay tres prófugos por esos ilícitos.

Esto plantea la dimensión de un problema que tampoco será fácil de resolver, como se constata con la más reciente elección de la junta directiva de ese organismo y la siguiente repartición de comisiones de trabajo.

La contratación excesiva de personal durante la presidencia de Arístides Crespo (2014-2015) tenía, además, el agravante de ser personas de poca preparación y con salarios desproporcionados, hasta de 20 mil quetzales, en algunos casos, difíciles de justificar, y a ello se suma la sospechosa decisión, como lo refiere el boletín de la Cicig, de que a pocos días de dejar el cargo nombró a 87 personas para una junta directiva que estaba a punto de entregar.

Crespo se suma ahora a ese interminable desfile de figuras públicas sometidas al imperio de la ley por haber abusado de sus cargos, pero sobre todo por haber convertido los recursos públicos en un grotesco festín sin límites, porque las plazas fantasmas son apenas una expresión de ese latrocinio, el cual, para infortunio de los guatemaltecos, no parece tener fin.

ESCRITO POR:

ARCHIVADO EN: