POR LA LIBERTAD

Cayalá, el bosque y la propiedad privada

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He visto que en redes sociales están circulando una petición para que los propietarios de Cayalá no hagan una ampliación para la cual tienen que talar algunos árboles. La oposición viene principalmente de quienes viven en las colonias vecinas, pues no quieren que los dueños del lugar construyan ahí. Desean que el bosque no se toque. Incluso están recaudando firmas. Ya se han unido ambientalistas y gente que, posiblemente con la mejor de las intenciones, no ha caído en cuenta de que son incongruentes en su petición, que se contradicen. ¿Por qué?

' Donde la propiedad está bien definida y protegida, los conflictos desaparecen, disminuyen, los bosques y el medio ambiente mejoran a la vez.

Ramón Parellada Cuadrado

Porque es propiedad privada. Y el dueño tiene el derecho de excluir a los demás de lo que desee hacer con la misma, siempre y cuando respete derechos ajenos y cumpla con las leyes del país. No veo por qué los demás, que no tienen nada que ver con esa propiedad, tienen que interferir en lo que el legítimo propietario quiere hacer con su propiedad. ¿No se dan cuenta los vecinos de que para vivir en sus colonias primero tuvieron que botar el bosque del lugar? Hicieron lo mismo. Si quieren preservar el bosque, ahí o en otro sitio, lo cual es muy loable, compren tierra y siembren árboles en su propia propiedad. Esto ya lo están haciendo organizaciones ambientalistas y gente en lo privado, en todo el mundo. Piden donaciones, compran fincas y las preservan con sus propios fondos. En Guatemala, por ejemplo, lo hace Defensores de la Naturaleza en una parte de la Sierra de Las Minas.

Se nos olvida que donde vivimos en nuestras casas, donde trabajamos en nuestras oficinas o fábricas, donde estudiamos en los colegios y universidades, donde asistimos a misa o servicios religiosos en iglesias o templos, en los hoteles donde nos hospedamos, en los restaurantes donde comemos, las carreteras por donde circulamos, edificios públicos y privados, hospitales, mercados, supermercados y en cualquier construcción que nos es de mucha utilidad, alguna vez había árboles. El problema es que la tierra es un escaso recurso que tiene usos alternativos y son, en muchos casos, excluyentes. Se botan árboles en unos sitios, se hacen construcciones, pero no olvidemos que en otros se siembran. No veo el problema. La petición no puede proceder.

La economía trata de la toma de decisiones de escogencia entre escasos recursos. Por ello es importantísima para entender los temas ambientales. Cada persona tiene metas que son distintas de acuerdo con sus valores, que son también diferentes en cada uno y cuyas prioridades varían ante la escasez de los recursos y sus usos alternativos. Todo tiene un costo de oportunidad, y con esto me refiero al costo de la mejor alternativa no seleccionada. El problema está en que la gente tiene diferentes metas y también diferente información sobre cuál alternativa será la mejor para escoger. Los conflictos surgen cuando queremos alcanzar a la vez diferentes metas con los mismos escasos recursos.

Sin embargo, nuestro sistema económico se basa en la propiedad privada. Donde la propiedad está bien definida y protegida, los conflictos desaparecen, disminuyen, los bosques y el medio ambiente mejoran a la vez. El problema del medio ambiente va muy de la mano del subdesarrollo de los países. Mientras más pobre sea el país, menos cuidado del ambiente. En Guatemala, la principal causa de deforestación no son las construcciones, sino el uso de leña para cocinar. En la medida en que el país se desarrolle y la gente tenga gas natural en sus cocinas, o electricidad, la necesidad de cortar leña desaparece. Deberíamos preocuparnos por generar un mayor crecimiento económico para que mejore a la vez nuestro medio ambiente.

ESCRITO POR:

Ramón Parellada

Empresario. Catedrático universitario. Director del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).