CATALEJO
Cómo debe hoy en día conocerse la Historia
La llegada en cuatro meses de la conmemoración de la Independencia de España en el ahora Istmo centroamericano ha sido la causa de un aumento del interés en conocer la Historia de una manera distinta a como tradicionalmente ha sido narrada en los programas de estudio de Guatemala. La cátedra de Historia guatemalteca ha sido eliminada del pénsum escolar y por ello no se puede exigir a los guatemaltecos nacidos hace siete décadas tener una idea de qué se celebra, en realidad. La característica nacional de no interesarse en todo lo guatemalteco: su cultura, gastronomía, música, tradiciones, etcétera, es una de las razones para preguntarse cómo debe ser conocida esa Historia, pero sobre todo cuáles fueron las semillas de ese árbol de amarga fruta.
' Si no se conoce bien la Historia nacional, los jóvenes no desearán involucrarse en la política y el país retrocederá a las cavernas de ese tema.
Mario Antonio Sandoval
El primer cambio de concepto debe ser el de aceptar la interrelación de los hechos ocurridos en la Capitanía General, la República Federal de Centroamérica y la división final en las cinco actuales miniparcelas, tomando en cuenta factores fundamentales como la división étnica, un factor que permaneció por los casi tres siglos bajo la Corona española y estos otros dos adicionales. A esto debe agregarse el conocimiento y comprensión de los superpoderes, tanto del siglo XIX como del XX, y ahora del XXI. Nuestra historia es el resultado de la interrelación de esos factores, así como de la herencia en la organización social desarrollada por la conquista política, cultural y religiosa de España.
A causa de la integración etaria del Istmo, se debe conocer sobre todo lo ocurrido en su seno y en el mundo a partir del inicio de este siglo. La idea no debe ser buscar culpables y echarles toda la responsabilidad, con ánimo de venganza y desentierro de tragedias, no por dolorosas, injustificables y cualquier otro adjetivo con el cual se les pueda calificar, sino con la idea de conocer las raíces de estos frutos amargos. No perdonar ni olvidar, sino simplemente comprender y tratar de seguir adelante, eliminando las acciones causantes de vergüenza y de dolor. Muchos países han debido beber este trago amargo, derivado de la mala calidad de la humanidad y de sus integrantes. Surge entonces una válida pregunta: ¿dónde se debe empezar a conocer la Historia?
Mi respuesta: donde todavía es posible cambiar los errores cometidos. Allí encaja la posibilidad de no repetirlos. Y también se debe estudiar empleando los criterios actuales para evitar caer en ese error. En el caso de Guatemala muchos hechos vergonzosos se han mantenido por decenas de décadas, pero no por ello los descendientes de las víctimas deben buscar venganzas ciegas, lo cual no implica olvidar la aplicación de la ley como instrumento para todos. Obviamente, se dice fácil, pero lograrlo requiere de una decisión personal mayoritaria y de un sistema legal en manos de quienes tienen la solidez ética personal de no venderse. Esto se facilita si hacerlo conlleva castigos legales y sociales, como ocurre en la mayoría de países desarrollados en todo sentido.
El sistema educativo guatemalteco tiene la posibilidad de regresar la materia de Historia a todos los sistemas de clases y esto puede comenzar como un producto de la conmemoración del 15 de septiembre. Tan importante como conocer los hechos, es saber sus razones, sus motivos. Por eso, el problema del desconocimiento histórico en Guatemala comenzará a resolverse cuando se conozcan las causas, a su vez divididas en directas e indirectas; eso sí, explicadas en resúmenes, no en larguísimos textos pensados en quienes estudian la Historia como una profesión humanística. Ya hay autores cuyas obras históricas tienen esto en mente y por eso buena parte de la necesaria tarea ya está hecha y se puede congeniar con monumentales obras sobre el tema.