POR LA LIBERTAD

Coronavirus: costo de oportunidad

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Las medidas restrictivas que los distintos gobiernos han impuesto a sus habitantes se basan principalmente en la capacidad instalada de unidades de cuidados intensivos para poder atender a todos aquellos que lleguen a necesitarlo. Nadie, en su sano juicio, desea tener que llegar a tomar la difícil y dolorosa decisión de a quién aceptar con la posibilidad de vivir y a quién rechazar con la seguridad de que morirá.

' El verdadero costo de oportunidad es preguntarnos si lo que estamos haciendo salvará más vidas que las que se salvarían sin esas restricciones.

Ramón Parellada

Es comprensible que se esté tratando de aplanar la curva de contagios para que los que necesiten estas unidades de cuidados intensivos puedan tener acceso a ellas. Aplanar la curva se convirtió en muchos países en destruir la economía, que no es otra cosa más que vidas humanas.

En economía se usa un concepto fundamental que se llama “costo de oportunidad”. Entender este concepto es vital para poder tomar decisiones políticas y económicas balanceadas en cualquier situación. En vista de que los recursos son limitados, tenemos que escoger siempre, y lo que dejamos de hacer o lo que sacrificamos es precisamente el “costo de oportunidad”. Es un concepto que usamos a diario, en todo momento, en nuestras vidas personales. Si vamos a un lado sacrificamos el no estar en otro al mismo tiempo, por ejemplo. Si madrugamos para hacer ejercicio sacrificamos unas horas de sueño importante. El asunto es que las personas hacen sus valoraciones a cada momento de qué es lo que vale más, en sentido subjetivo, para sí mismos. En las empresas, donde hay capacidad limitada, si se produce un artículo se dejará de producir otro, o si se invierte en una línea de producción se habrá dejado de invertir en otras.

Todas las decisiones de nuestras vidas, incluyendo las decisiones del Gobierno, tienen un “costo de oportunidad”. ¿Qué es lo que dejamos de hacer al imponer las restricciones por el coronavirus? ¿Cuál es el costo de oportunidad de lo que dejamos de hacer por haber tomado estas medidas de paralización del país? Hay quienes dicen que vale la pena incluso paralizar todo, pues las vidas humanas valen mucho más que el dinero, refiriéndose a la economía paralizada. Pero esa comparación no es válida del todo porque el verdadero costo de oportunidad es preguntarnos si lo que estamos haciendo salvará más vidas que las que se salvarían sin esas restricciones, dado que mucha gente morirá de hambre y otras enfermedades. Y esto es una pregunta válida y muy real, especialmente en los países menos desarrollados, donde buena parte de la población está en riesgo alimentario.

En Guatemala, según el censo de 2019 y el reporte de Evaluación de Salud Alimentaria en Emergencia (ESAE), “2.3 millones de personas se encuentran en inseguridad alimentaria y necesitan asistencia para acceder a alimentos en los próximos meses”. El costo de oportunidad que debemos hacer es vidas contra vidas. ¿Cuántas vidas se salvarán al meter todos esos recursos por el coronavirus en contraposición con las vidas de los que morirán por ya no tener los recursos y oportunidades para superar esta crisis alimentaria? Y me quedo corto, el costo de oportunidad incluirá otras vidas perdidas por no tener recursos para atender a la gente por otras enfermedades curables.

Tomar en cuenta el costo de oportunidad es obligación de un estatista. No debe basarse solo en un hecho, hay que tomar en cuenta todo lo demás, lo que se sacrifica, y hacer un mejor balance. El enfocarse en una sola cosa no debe hacer que te olvides de las demás. La destrucción de la economía con sus vidas es el enorme costo de oportunidad que estaremos pagando durante años por no haber sido negligentes en el balanceo adecuado de las medidas para contener el coronavirus.

ESCRITO POR:

Ramón Parellada

Empresario. Catedrático universitario. Director del Centro de Estudios Económico-Sociales (CEES).