CATALEJO

Crisis climática mundial es un presente, no futuro

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La Conferencia de las Naciones Unidas para el cambio climático, realizada en Glasgow, Escocia, como es costumbre inveterada, finalizó sin acuerdos claros para cambiar la innegable realidad de esa crisis, ya a las puertas de los seres humanos, luego de décadas de no escuchadas advertencias de la comunidad científica internacional. A las personas con claridad mental y alejadas de defender los intereses de quienes lucran con la destrucción del equilibrio de la Tierra, les resulta imposible creer cómo a los gobiernos no se les puede implantar una simple idea: todos los seres humanos somos hijos de la tierra y nuestras acciones contra ella se volverán en un plazo muy corto contra los perpetradores, irresponsables asesinos de esa nave espacial donde habitamos.

' Así como el Covid obligó a cambios impensables hasta hace poco, la crisis climática del planeta debe provocarlos en toda actividad humana.

Mario Antonio Sandoval

La preservación del ambiente debe ser abordada con seriedad. Así como la presencia del Covid cambió en mucho la vida de todas las sociedades del mundo, la inminente llegada al punto ecológico de no retorno obliga a tomar medidas de beneficio general. Esta realidad, tangible y planetaria, confirma la pavorosa verdad de ser el hombre la única especie capaz y deseosa de destruir el lugar donde vive, en nombre de ideas políticas o económicas, en un planificado suicidio colectivo según algunos, pero a la vez un asesinato para quienes igual morirán aunque su responsabilidad no sea personal, sino producto de pertenecer al género humano, autodenominado “rey de la creación”. Para salvar a toda la especie humana es necesario poner orden de base lógica y científica.

Esta vez se confirmó a Centroamérica como la zona del continente con peor futuro, derivado del irrespeto a la Naturaleza, y esto se ve con especial claridad en Guatemala a causa de la incapacidad de los funcionarios de ver hacia el futuro inmediato, mediato y futuro. La necesidad de cambiar la geografía del país solo es comprensible cuando las obras realizadas se traducen en beneficio para la colectividad como parte integrante del proceso de sacar del subdesarrollo a los sectores mayoritarios, instalados sobre todo en las áreas internas, ajenas a los beneficios de primer mundo ofrecidos por la capital en muchas de sus áreas, y en algo en los asentamientos urbanos, lo cual favorece la emigración interna a la capital y la dirigida a buscar sustento fuera de las fronteras.

La solución del cambio climático tiene dentro de sus realidades la imposibilidad de realizarlo de manera general, multidisciplinaria y simultánea. Esto parece imposible, pero no lo es si se realiza con base a un plan basado en razones científicas, tecnológicas, políticas (no politiqueras) y sobre todo de simple lógica. Sobresale en esto iniciar planes de estudio desde la primera escuela para concientizar a los niños a tener conciencia de cosas simples de hacer, pero muy peligrosas si no se controlan: no separar el plástico de la basura, no lanzarla a las calles o a sitios no declarados como basureros. Pero se sebe hacer mucho más: eliminar la heredada cultura de “usarlo una vez y tirarlo a donde sea”. Estos son simples ejemplos de acciones específicas, para despertar la conciencia.

Centroamérica de nuevo solicitará la asistencia internacional, pero esto no se realizará si no se pone orden en la política del área. No es posible seguir con las malas prácticas, incluso aquellas derivadas de tradiciones ancestrales, como es el caso del cultivo del maíz, por ejemplo. En veinte años han desaparecido los bosques, y han sido sustituidos por lugares de color café oscuro, como es el caso de la explotación del níquel y de metales raros, causantes de los problemas sociales provocados por la decisión gubernativa de poner a las autoridades en contra de quienes ven más de cerca los cambios y prevén las consecuencias. En este caso, si lo percibido por el país es apenas el 2% de las ganancias, es muy alto el costo de desertificar, por ejemplo, las bellas montañas de Izabal.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.