PLUMA INVITADA

Crisis de credibilidad

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Guatemala se encuentra hoy envuelta en múltiples tensiones, direcciones cambiantes y actores cuyo poco crédito vuelve acrítica la manera de poder enfrentar las soluciones de una responsabilidad fiel a nuestro tiempo, a las generaciones jóvenes y a la ingenua necesidad de encontrar una pureza geométrica y racional en la construcción de una realidad social.

' Hay un déficit de sentido cuando no se comprenden las acciones pacifistas de las personas.

José Miguel Argueta

En el discurso de Juan González, director para el Hemisferio Occidental de los Estados Unidos de América, durante las entrevistas durante la toma de posesión del presidente argentino, usa la palabra “construcción”, cuyo sentido puede ser de transparencia en las acciones emprendidas desde las esferas de poder en la construcción de un innovador espíritu de cambio frente a amenazas de lo que hasta ahora ha sido meramente funcional, realista sin mayor trascendencia que una decadencia marcada por el susceptible abuso de la información en todos los sentidos y todos los campos.

En todo el hemisferio occidental, que nos corresponde hay expresiones chocantes y polémicas y reacciones tanto de izquierda y de derecha de forma heurística que empieza a abrir la conciencia social de las masas para explicar el nuevo espíritu de la época en una abierta forma de protesta contra los precedentes que nos dividen y han creado falsas esperanzas bajo criterios de repudio a los cimientos de nuestra vida republicana tal como la conocemos y el alejamiento falaz de que los que no están fundamentados en esos principios están contra los cambios que se necesitan urgentemente en Guatemala.

Quizá es el momento exacto, con la llegada de la natividad de una reconciliación sobre la verdadera palabra de democracia alejadas de las tendencias de ultraderecha, centro derecha, derecha, izquierda, centro izquierda y un totalitarismo cuyos neologismos carecen de una construcción seria y teórica de la realidad que nos toca enfrentar y que afecta a los amplios sectores de la vida en América tal como se manifiesta en todos sus matices.

Me resulta sorprendente que las personas hablen de una catástrofe político-cultural en Guatemala cuando no se han teorizado las reglas de juego dentro del Estado representado por sus organismos en pugna tanto como la Corte de Constitucionalidad, Corte Suprema de Justicia, Ministerio Público, gobierno ejecutivo y la Universidad de San Carlos de Guatemala como garante de resolución de los problemas nacionales.

Por otro lado, el representante por antonomasia de los habitantes de Guatemala a través de sus normas parlamentarias sea ciego, no alcanzando más que convertirse en súbdito de la crisis ocasionada por la desinformación y los intereses históricamente comprendidos y que se manifiestan en la composición de un pluralismo de partidos en lugar de unidad de nación como debe garantizarse en una forma republicana de gobierno.

Una reconciliación implica una nueva transparencia en que se incluyan las diferencias como eje de conversación en la realización histórico-social sin una apologética de posturas de “infatigables ilustrados” de la economía y la política que han alcanzado un mayor número de polarizaciones desde cualquier punto desde el cual pretenda verse. Hay un déficit de sentido cuando no se comprenden las acciones pacifistas de las personas, sino que por el contrario se les amenaza y criminaliza. Todos los días ruego al contrario de palabras de aquellos que esperan y socorro de lo alto que aprendamos a ser dignos de entender el papel que como ciudadanos desempeñamos por las futuras generaciones.

ESCRITO POR:

José Miguel Argueta

Profesor universitario del curso Unión Europea. Formación doctoral en Derecho en la Universidad Francisco Marroquín y Comunicación Estratégica en la Escuela de Ciencias de la Comunicación de la Universidad de San Carlos de Guatemala. Politólogo de profesión.