LA BUENA NOTICIA

Del desierto a la montaña

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Del relato de las tentaciones en el desierto, mostrando una lucha frontal entre Jesús y Satanás, pasamos al relato de la trasfiguración de Jesús en compañía de sus amigos. Es una escena radiante de luz y belleza que acontece “mientras Jesús oraba”; transmite alegría, fortaleza y esperanza a sus discípulos y a cuantos se integran al proyecto de Dios.

' La Cuaresma nos recuerda que el bien, el amor, la justicia y la solidaridad se conquistan cada día

Víctor Manuel Ruano

Así iniciamos el camino a la pascua llamado Cuaresma, que en palabras del Papa “es un tiempo favorable para la renovación personal y comunitaria que nos conduce hacia la Pascua de Jesucristo muerto y resucitado”.

Esa transformación existencial con incidencia en lo estructural se logra asumiendo el estilo de vida de Jesús, que es como el “pan” que se entrega para que todo ser humano tenga vida digna; es asumir el “mundo” como el ámbito del reino de Dios que va abriéndose camino en la historia generando justicia, paz y desarrollo; es no ceder a la tentación de poner “a prueba” a Dios, sino confiar plenamente en él, que actúa desde los pobres.

“La Cuaresma nos recuerda cada año que “el bien, el amor, la justicia y la solidaridad han de ser conquistados cada día”. Esto es importante, sobre todo cuando enfrentamos una realidad donde parece que el proyecto del maligno se abre camino con un sistema de justicia perverso y estructuras de poder que anulan al ciudadano y llevan el país a la ruina.

Sectores poderosos y privilegiados se resisten al cambio, creen que el sistema está funcionando bien; pero no es así, porque “con demasiada frecuencia prevalecen la avidez y la soberbia, el deseo de tener, de acumular y de consumir, como muestra la parábola evangélica del hombre necio, que consideraba que su vida era segura y feliz porque había acumulado una gran cosecha en sus graneros”.

“La Cuaresma invita a la conversión, a cambiar de mentalidad”, afirma el Papa. Esto es cambiar de rumbo para orientar nuestras vidas en la dirección indicada por Dios. Él no quiere vernos enredados en las tretas del maligno, que deshumanizan, entorpecen nuestro crecimiento y madurez; son causa de sufrimiento y del sin sentido de la vida. Más bien, quiere vernos en un proceso permanente de transfiguración, de transformación y de trascendencia hasta llegar a la belleza y a la verdad de la vida.

Ese cambio de mentalidad es “para que la verdad y la belleza de nuestra vida no radiquen tanto en el poseer cuanto en el dar, no está tanto en el acumular cuanto en sembrar el bien y compartir”.

Dios desea para cada ser humano eso mismo que acontece en Jesús, pues todos estamos llamados a ser “hijos” en nuestra relación con Dios, a ser “elegidos” por él, que se fija en nosotros amándonos. Por eso invita a “escucharlo” para intentar tener la misma experiencia única que él tuvo, y ser capaces, como dice el Papa, de enfrentar “la amarga desilusión por tantos sueños rotos”, en un país controlado por mafias en el poder y en el crimen organizado, de enfrentar “la preocupación por los retos que nos conciernen” en estos tiempos duros marcados por la peste, la conflictividad social y el hambre.

Escuchando a Jesús, la palabra del Padre, superaremos el “desaliento por la pobreza de nuestros medios”, para enfrentar a quienes se apoderaron de nuestro país y secuestraron nuestras instituciones para sus aviesos intereses.

No podemos dejarnos vencer por “la tentación de encerrarnos en el propio egoísmo individualista y refugiarnos en la indiferencia ante el sufrimiento de los demás”. Escuchando a Jesús tenemos la verdad y tenemos las claves para construir una Guatemala más justa y digna de cada guatemalteco.

ESCRITO POR:

Víctor Manuel Ruano

Presbítero de la Diócesis de Jutiapa. Licenciado en Sociología por la Pontificia Universidad Gregoriana, Roma. Fue rector y profesor del Seminario Nacional de la Asunción, Guatemala, y vicerrector académico Cebitepal, Colombia.