HAGAMOS LA DIFERENCIA

Desafíos y oportunidades que no queremos ver

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Guatemala dejó de ser el país que lideraba los principales indicadores en Centroamérica, lo que debe preocupar a los responsables de toma de decisiones, sobre todo en la coyuntura actual por las problemáticas a nivel mundial: guerra en Ucrania, aumento de la inflación, escasez de recursos energéticos, de fertilizantes, de semiconductores; y la amenaza de estanflación y recesión en muchos países en el mundo, etc. Es preciso olvidarse del bienestar individual y privilegiar el común, que a la larga se traduce en bienestar para todos. El Gobierno, con sus tres poderes, es solo uno de los responsables, el principal por haber depositado en él el poder por medio del voto; la iniciativa privada, el otro; la iglesia en general también. Así como el sector académico y profesional lo es, además, la ciudadanía. Pero sin duda, el otro gran responsable es el crimen organizado, que ha sabido infiltrarse en todas las estructuras del Estado para podrirlo y hacer campear la corrupción que sacude desde los más bajos a los más altos niveles institucionales.

' Guatemala, país con gran potencial, dejó de ser el país que lideraba los principales indicadores en Centroamérica.

Samuel Reyes Gómez

Me referiré a un indicador que recientemente volvió a ser noticia, el índice de desarrollo humano, al publicar el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) el documento: “Desafíos y Oportunidades para Guatemala hacia una agenda de futuro”. En el índice actualizado al 2019 Guatemala ocupó el puesto 127 de 189 países, con un punteo de 0.663, bajando un puesto en el ranquin respecto del último índice, lo que lo ubica en el grupo de desarrollo humano medio. Es el cuarto más bajo de Latinoamérica, casi al mismo nivel de Nicaragua, cuyo índice es de 0.660, y de Honduras, de 0.634. Haití sigue siendo el país con peor índice de Latinoamérica, con 0.510; Guatemala es superado levemente por El Salvador. Una noticia en Prensa Libre me había sorprendido: indicaban que Guatemala era el peor calificado en Latinoamérica, según Sara Solórzano, en noticia del 11/7, lo que afortunadamente no es cierto. El índice de desarrollo humano es una medida resumida del logro promedio en dimensiones clave del desarrollo humano: una vida larga y saludable, estar bien informado y tener un nivel de vida decente. La dimensión salud evalúa la esperanza de vida al nacer. Para Guatemala es de 74.3 años; la de educación: la media de los años de escolaridad para adultos de 15 años y más 10.8 para el país; la del nivel de vida: el ingreso nacional bruto per cápita con US$8,494.00. Para una mejor comparación, quien lidera el índice es Noruega, con 0.957, una esperanza de vida de 82.4 años, media de los años de escolaridad 18.1 e ingreso nacional bruto per cápita de US$66,494. Lejos estamos de llegar a esos números, pero sí se puede, con voluntad política, pues Guatemala es un país con gran potencial, privilegiado en su posición geográfica, recursos abundantes, población joven que tiene conocimientos tecnológicos avanzados.

Los cambios pueden hacerse si se aceptan las condiciones en que estamos y planificamos hacia el futuro. Es tan grave nuestra situación que, según de personas allegadas a este programa, el propio presidente evitó que el documento saliera a luz en junio de 2021, una actitud como la del avestruz, escondiendo la cabeza entre la tierra para no enterarse de lo que pasa a su alrededor. En CA destaca el índice de Costa Rica, al ubicarse en el grupo de países con “Desarrollo humano muy alto”, con 0.810 puntos, en el puesto 62. Sin menospreciar los logros de ese país, Guatemala tiene mayor potencial en muchas áreas para rebasarlo en corto tiempo si nos lo proponemos. Importante es abrir bien los ojos en las próximas elecciones para elegir un presidente que asuma el liderazgo que necesitamos para mejorar. Entre los países con desarrollo humano muy alto, siete europeos están entre los 10 primeros lugares. Llaman mi atención Singapur, lugar 11; Reino Unido, 13; Canadá, 16; EE. UU., 17; Israel y Japón, en el 19.

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.