MARIO ANTONIO SANDOVAL
Dios, sus menciones y el manejo del Estado
Guatemala es una república laica, es decir, independiente de la religión. No significa ser atea, porque el ateísmo niega la existencia de Dios, por eso su campo es religioso o filosófico. Cuando hay la libertad de cultos, los ciudadanos pueden pertenecer a cualquiera de las doctrinas y también son libres sus normas y dogmas, aunque éstas les parezcan equivocadas a quienes profesan otra fe o una distinta interpretación de textos sagrados comunes, como es el caso de los cristianos. La mayoría concuerda con ese criterio, pero para algunos ese laicismo puede incluir el ejercicio político, lo cual abre la puerta a divisiones innecesarias.
' En un país laico, los funcionarios públicos no deben alardear de sus creencias religiosas. Es inconveniente y contraproducente.
Mario Antonio Sandoval
Es inconveniente en un Estado laico la mención a Dios ni manifestación pública de la preferencia religiosa de un funcionario político. No es vergonzoso, ciertamente, pero puede disminuir el número de sus seguidores, al causar molestias a quienes tienen fe distinta. En la práctica es imposible separar ambas categorías, y toda acción de un funcionario electo —por ejemplo un presidente— es en sí político. Puede también ser contraproducente, por falso, cuando en su vida personal no se cumplen la totalidad de los preceptos éticos y morales implícitos y fundamentales en cualquier forma de religión.
Hay acciones políticamente aceptables, pero no moralmente. La mentira, por ejemplo. Los integrantes del clero están excluidos de ser candidatos presidenciales y por tradición no lo son tampoco para otros puestos. Aunque no está explícito, para no ser discriminatorio debe incluir a todas las iglesias, hasta las sectas. La mezcolanza de religión con politiquería comenzó con Ríos Montt, siguió con Serrano y renació con Morales, hasta convertirse casi en una obligación en el actual desgobierno, plagado de gente cuyo cristianismo es discutible. Esto tiene importancia por la constante e indebida mención a Dios.
Según un adagio “dime de qué presumes y te diré de qué careces”. La necesidad de una constante mención a Dios constantemente y sin motivo, constituye un mecanismo de defensa del yo interno, como cualquier psicólogo puede explicar en mejor forma. Sabiéndose una persona indigna de ser imitada, necesita dar un falso mensaje positivo. Se defiende en forma inconsciente y llega a creerse en realidad buena gente, como decimos los guatemaltecos. El efecto más fuerte lo sienten quienes no pueden engañarse a sí mismos. La creencia religiosa de ellos pertenece a su vida privada, no pública, y no debe mezclarlas.
Suma y sigue…
* El caso Estado-Zamora se afianza como una acción dictatorial. A la captura de Jose Rubén Zamora se une ahora la de Flora Silva, administradora de elPeriódico, y de Samari Gómez, auxiliar de la FECI en Quetzaltenango. Ya la careta quedó tirada en el suelo. Las características de las capturas fueron iguales, sobre todo el uso de carros sin placas. La acusación de delitos empresariales es, y debe insistirse, una clara advertencia a quienes Giammattei por cualquier razón quiere castigar. La dictadura ya es un hecho y los consejos del ortega-murillismo son seguidos al pie de la letra por su émulo local.
* El ortega-murillismo de Nicaragua sigue su campaña de terror anticatólica. El obispo Rolando Álvarez, de Matagalpa, fue sacado con violencia a las dos de la mañana del viernes de su casa, prisión domiciliaria, y fue llevado a una cárcel. Es una de las 450 agresiones en cuatro años, con su cauda de expulsiones, exilios, amenazas, agresiones. Hasta ayer y sin duda alguna a causa de las críticas recibidas de parte de muchos católicos del mundo, el papa Francisco se pronunció ayer. Me parece muy poco firme. Se le adelantaron los obispos de Cuba, al manifestar su apoyo al catolicismo nicaragüense. Cosas veredes…