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Dos intervenciones al Banco de Occidente

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El Banco de Occidente publicó el libro titulado 75 años al servicio del país, 1881-1956. Tradición de la banca privada. Quezaltenango. Talleres Litografía Byron Zadik. Guatemala, mayo 1956, 78 pp.

' La segunda intervención oficial del banco duró exactamente seis años, dos meses y nueve días.

José Molina Calderón

El Banco de Occidente fue intervenido administrativamente por el banco central de Guatemala en dos ocasiones. La primera, de 1931 a mayo de 1932, y la segunda, de 1938 hasta 1944. Esta última intervención llegó hasta inicios del gobierno de Federico Ponce Vaides (4 de julio – 20 de octubre de 1944), quien sucedió en el cargo a Jorge Ubico.

De la primera intervención da cuenta la junta directiva, en los extractos del libro siguientes:

En el año de 1931 se acordó la intervención oficial del banco. Tal disposición dio por resultado que la situación de este instituto de crédito se pusiera en claro, y en mayo de 1932 la intervención fue levantada. Pero las consecuencias tenían que ser desfavorables para el banco, su clientela y los intereses generales del país, debido a la suspensión de algunas de las operaciones regulares de la institución y la consiguiente denegación de préstamos. El banco, recobrado relativamente pronto, pudo reaccionar sin mayores pérdidas, manteniendo cierta liquidez en su cartera y recuperando poco a poco su compromiso de crédito, pues afortunadamente la inmovilización de sus recursos había sido transitoria.

La segunda intervención fue más larga. La junta directiva del banco consideró que la salida de Jorge Ubico como presidente el 1 de julio de 1944 fue su salvación. La intervención fue suspendida por el siguiente gobierno, del presidente general Federico Ponce Vaides. Se quejó de nuevo la junta directiva de que, debido a las presiones del Gobierno, se llevó a cabo el traslado de su sede en Quezaltenango a la capital de la República -ya que había nacido en provincia-, así como de la venta de su edificio central y otros asuntos que no menciona específicamente.

Agregan los directivos que otra intervención acordada por el gobierno del general Ubico en el año 1938, según parece, obedeció a intereses personales y fue el golpe más grave que sufriera la institución, como que se buscaba llegar hasta la liquidación de su haber social. La caída casi repentina de aquel gobierno salvó al banco del atentado que se le preparaba, pero no lo libró de que se le aplicasen medidas tan extremas y atentatorias como el traslado de su sede a la capital de la República, la venta de su edificio central y otros desmanes semejantes o peores, para los cuales el Gobierno pasó sobre los estatutos de la institución y hasta sobre las leyes de la materia.

Esa segunda intervención por parte del banco central de Guatemala se suspendió a inicios de julio de 1944. Tuvo una larga duración, cuenta de días, meses y años, que llevaba muy bien el Banco de Occidente, por haber sufrido intensamente la intervención administrativa. El último párrafo que se cita a continuación contiene en la parte superior de la página la fotografía del presidente general Federico Ponce Vaides y, por razones que se comprenden, en ninguna parte del libro hay una fotografía del general Jorge Ubico, presidente de Guatemala de 1931 a 1944. Textualmente dice:

“Se restaura la autonomía de la institución. En julio de 1944, el gobierno provisorio del general Federico Ponce Vaides levantó la intervención oficial del banco, que había durado exactamente seis años, dos meses y nueve días”. Concluyo: se requería dinero en efectivo para continuar concediendo créditos al público. Esta es otra historia.

ESCRITO POR:

José Molina Calderón

Economista. Consultor en gobierno corporativo de empresas familiares. Director externo en juntas directivas. Miembro de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala. Autor de libros de historia económica de Guatemala.