EDITORIAL

Dura prueba para la calidad educativa

La claridad sobre los valores fundamentales de la misión educativa, tanto en el sector público como privado, es lo que marcará la diferencia de resultados en el rendimiento del aprendizaje durante las complicadas semanas de aislamiento a causa de la emergencia sanitaria. A menudo se asume que aquellos estudiantes en colegios tienen garantizados los recursos didácticos digitales o interactivos, lo cual no siempre es así, puesto que no todas las familias tienen la conectividad necesaria ni las capacidades para la enseñanza.

En el caso del sector público, la situación puede ser aún más dramática. Los esfuerzos personales de maestros y directores de escuelas e institutos son los que marcan diferencia al ingeniárselas para transmitir cursos, compartir contenidos o explicar ejercicios mediante fotografías y videos en una red social; buscan salidas creativas, quizá desesperadas, con el único afán de continuar el año escolar. Quizá no son soluciones definitivas ni perfectas, pero al menos se atreven a intentarlas, para continuar con un servicio vital para el futuro del país.

Existen casos de docentes que han optado por ir de casa en casa, alumno por alumno, incluso llevándoles alimentos y con las medidas preventivas necesarias, a fin de tratar de compensar la suspensión de clases a causa de la emergencia sanitaria. Si bien se corre el riesgo de que este sea un año en que la calidad y continuidad educativa resulten afectadas, también es un tiempo de grandes lecciones de verdadera vocación docente. De hecho, la coyuntura es tierra fértil para la innovación y la implementación de estudios efectivos sobre las posibilidades y limitaciones de la educación a distancia.

Las facultades de Educación del país deben abordar el actual momento como un caso de estudio para sistematizar experiencias, detectar fallos y evidenciar prácticas exitosas, mediante una comunicación profesional y confidencial con escuelas o colegios. Igualmente, puede ser un momento fructífero para desarrolladores digitales, que puedan poner al servicio de la comunidad nuevos conceptos y metodologías.

Cabe resaltar que no se ve por ningún lado al dirigente magisterial Joviel Acevedo exigiendo mejoras en favor de garantizar la continuidad del aprendizaje, ni siquiera abogando para que los maestros del sector público cuenten con herramientas y recursos para continuar las clases a distancia. Sobre todo porque el Congreso fue tan oficioso para aprobar el paquete de créditos dentro de los cuales hay fondos que se usarán para sufragar el ominoso y lesivo pacto colectivo firmado por el anterior gobierno a cambio de cuestionable apoyo político.

La educación privada no está libre de contratiempos y dificultades, puesto que los maestros de colegios pueden tener toda la intención y la vocación de continuar con su labor, pero ellos a su vez pueden comenzar a padecer precariedades económicas debido a atrasos en el pago de sus salarios a causa del pago irregular de colegiaturas generado por las dificultades económicas que viven muchas familias, en un círculo vicioso que puede poner en riesgo la continuidad del proceso de enseñanza-aprendizaje. En este caso, cada comunidad educativa debe entablar un diálogo sincero, directo y asertivo para encontrar soluciones viables para mantener la actividad escolar, puesto que con todo y epidemia se debe asegurar la competitividad laboral y la formación de capacidades de razonamiento y expresión de los futuros ciudadanos.

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