LIBERAL SIN NEO
El mejor y el peor de los tiempos
“Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos, la edad de la sabiduría y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación, lo teníamos todo, no teníamos nada, íbamos directos al Cielo, íbamos de cabeza al Infierno”. Con estas líneas, memorables en la literatura, inicia la novela “Historia de dos ciudades” (“A Tale of Two Cities”, 1859) de Charles Dickens, cuya trama se desarrolla en las ciudades de París y Londres, en tiempos previos y durante la Revolución Francesa. Quizás estas líneas de Dickens describen el mundo actual.
Nunca en la historia ha habido, ni por asomo, tantas personas; en 2020 la población mundial alcanzó 7.8 mil millones, dato que dice mucho sobre el “estado de la humanidad”. De 1990 al presente, más de mil millones de personas superaron la pobreza extrema, la mortalidad infantil se redujo a la mitad. El promedio global de expectativa de vida es más alto hoy que el de cualquier país en 1950. Thomas Malthus, en su “Ensayo sobre el principio de población” (1798), predijo hambruna masiva que solo sería corregida por guerra y pestilencia, ya que la población crecía a una tasa mayor que la producción de alimentos. De 1960 al presente, la población se ha más que duplicado, pero la producción de alimentos se ha triplicado, mientras que el uso agrícola de la tierra ha crecido menos de 15% (OECD).
' Jamás en la historia se ha visto que las personas tengan tantos “derechos”.
Fritz Thomas
Como porcentaje de la población, nunca ha habido menos pobreza extrema. Segmentos de la población que hace cuarenta años iban descalzos, hoy utilizan teléfono celular para conversar con parientes a cientos o miles de kilómetros de distancia, ver videos producidos en el otro lado del mundo y tener acceso a miles de bibliotecas e información variada sobre cualquier tema de su interés. Pueden trasladarse a grandes distancias a bajo costo y corto tiempo y comprar un tratamiento de antibióticos por el equivalente de dos días de salario o menos.
Jamás en la historia se ha visto que cada persona tenga tantos “derechos”, que su dignidad intrínseca sea tan reconocida y promovida por la sociedad y que cada individuo puede forjar su propio destino. Nunca ha tenido la mujer tanto reconocimiento, libertad y oportunidad en la sociedad, como ahora. Grupos étnicos y minorías, así como los más vulnerables, son no solo protegidos, sino exaltados y objeto de atención y trato especial. En términos de prosperidad y oportunidad, es el mejor de los tiempos.
Pareciera ser el peor de los tiempos, el cambio climático acecha y una plaga en forma de virus ensombreció al mundo. Persisten grandes focos de población con hambre, sin acceso a agua potable, energía eléctrica, educación y servicios de salud. Diferentes identidades y géneros son oprimidos, excluidos y explotados. Es un mundo injusto, cruel, en el que unos pocos promueven, ensanchan y perpetúan el peor de los males, la intolerable desigualdad. La riqueza es mala, la pobreza es noble. Todo lo que ha conseguido la sociedad moderna, ha sido sobre las espaldas de víctimas históricas. Es la hora de ajustar cuentas.
Guatemala vive en estas dos dimensiones; el mejor y el peor de los tiempos. Podría optar por el mejor. La maravilla del mundo moderno está a la vista y alcance. La bifurcación en el camino ofrece una ruta en la que la aspiración de la sociedad y sus elites es identificar victimarios y resarcir víctimas. La otra ruta es la de ensanchar oportunidades para ser más productivos. Quizás el mundo de hoy no sea el más justo de todos los tiempos, pero busca serlo.