MIRADOR
El río revuelto y los pescadores
Aunque cualquier situación por mala que sea es susceptible de empeorar, estamos en un impasse preocupante en el que la mayor parte de la ciudadanía no sabe muy bien lo que está pasando. Apenas queda tiempo y espacio en la mente para que la últimas noticias sepulten la conmoción de las anteriores, y se apropien de nuestros sentimientos y pasiones. El día a día es tan intenso que “el ayer” queda súbitamente en el pasado y se archiva en el olvido. Una forma como otra cualquiera de superar continuos asombros y desengaños y poder levantarse al día siguiente con la certeza de que algo hará olvidar el último golpe, aunque el nuevo nos sacuda mucho más fuerte ¡Adorable este país que no deja que te duermas mientras te insensibiliza!
Es curioso observar cómo el fenómeno descrito tiene anestesiados a muchos. Si pregunta por la situación de Zury Ríos, Thelma Aldana o Sandra Torres escasamente le aciertan a una de las tres porque entre tanto amparo, recurso, inscripción fallida, finiquito y otras bagatelas administrativas, nos perdimos. La actualidad, de momento y hasta que ocurra algo nuevo que la supere, está en esas fotos de la viuda de Byron Lima y el enamorado investigador de la Cicig, hechas públicas por un personaje condenado por asesinato a 820 años de prisión que está siendo juzgado por otro asesinato, el del exmilitar Lima. Puede pensar lo que desee del affaire, pero si Tarantino supiera de esto no se retiraría tras el estreno de su próxima película y haría una versión más kafkiana del asunto, agregando conexiones del Taquero con inquilinos de Mariscal Zavala.
' Me da que se ha saturado nuestra hastía capacidad de asombro y nos hemos adormecido.
Pedro Trujillo
En este maremoto noticioso que se renueva a diario, ha sido convocada la comisión de postulación para selección de jueces y magistrados y el Congreso avanza en la discusión sobre la ley de reconciliación nacional, que me huelo generará mucha más hostilidad. También se ha aprobado el préstamo de los US$100 millones para combatir la desnutrición crónica y finalmente, después de mucha pugna, será manejado por el Ministerio de Salud. Por último, el registro de ciudadanos ha abierto la puerta a la inscripción de diputados tránsfugas, aquellos que pensamos que nos habíamos quitado de encima para siempre. Mientras, los hijos, parientes, amigos, amantes, madres, novias formales y amigas con derechos de nuestros políticos —que haberlas ahílas— van inscribiéndose en los listados para diputados/as nacionales y del Parlacen, una especie de pensión a cuatro años agradecida por los retoños desempleados que no piensa acabar el aburrido bachillerato y por ciertas damas que pasarán de esporádicos encuentros a escondidas en restaurantes lujosos a autoridades políticas con derecho a carro, teléfono, seguro de vida y tratamiento de “honorable” ¡Cómo si el hábito hiciera al monje!
Con todo lo relatado más lo que las redes desde el anonimato y los call centers difunden diariamente para atiborrar mente y corazón, me da que se ha saturado nuestra hastía capacidad de asombro y nos hemos adormecido. En ese ambiente preapocalíptico, los pescadores avezados, que no son otros que los de siempre, obtienen sus ganancias mientras nos distraemos con las aguas bravas. Cuando nos demos cuenta y despertemos —si eso ocurre—, además de que el dinosaurio seguirá allí, se habrán llevado el dinero, el voto y el cargo político y nuevamente un montón de inútiles descerebrados y mafiosos consumados —con paridad de género— estarán ocupando cargos públicos porque nos dormimos fácilmente en los laureles.
¡Despierte compadre! o cuando se dé cuenta será fin de junio, muy tarde para tomar conciencia de lo que se viene y recuperar la razón perdida o aletargada.