HAGAMOS LA DIFERENCIA

En los pueblos todo es diferente

|

Soy de pueblo, y quiero con este artículo expresar un agradecimiento a Dios por haberme permitido nacer en un pueblo, pues en las áreas rurales todo ocurre de una forma armoniosamente diferente. Y aunque nosotros tuvimos la necesidad de movernos hacia una ciudad en este caso la capital para continuar nuestros estudios, porque en el lugar que nacimos únicamente podíamos acceder hasta los ciclos de educación básicos, y también para buscar opciones de desarrollo diferentes, lo que también quiero agradecer, seguimos añorando el pueblo. El haber pasado los primeros años de nuestra vida en un pueblo nos dio una perspectiva de vida diferente: somos por naturaleza luchadores y confiados, lo que nos da paz. Quiero en este artículo manifestar el sentido de solidaridad que existe en los pueblos, sobre todo en los más pequeños del país. El sentido comunitario prevalece y se manifiesta en actos de bondad, de solidaridad, de ayuda, de apoyo. Las instituciones del gobierno funcionan en forma más coordinada en comparación a las ciudades. La vida en el área rural tiene sus inconvenientes, pues no hay muchas comodidades, servicios, recursos que ofrece la ciudad, pero tiene sus encantos, su lado entrañable y humano, si no, como nos explicamos el deseo de regresar a vivir a nuestro lugar de origen cuando tenemos ya la posibilidad de hacerlo, quizá como lugar de retiro o el observar el deseo innato de nuestros padres cuando los traemos a la ciudad para que convivan con nosotros o por convalecencia de alguna enfermedad de regresar lo antes posible en el primer medio de transporte que encuentran a su terruño.

' La vida en los pueblos tiene sus encantos, su lado entrañable y humano, pero sobre todo comunitario.

Samuel Reyes

En los pueblos la convivencia es más estrecha, más cercana que en el medio urbano, más cordial, las personas no somos números, seres casi anónimos, sino que tenemos nombre e incluso apodos que nos individualizan. Y las anécdotas de individuos que sobresalen para bien o para mal se eternizan en el recuerdo popular, transmitiéndose en forma oral de generación en generación. La amabilidad con que nos atienden en las diferentes oficinas gubernamentales difiere a la hostilidad manifiesta en muchas de los lugares de atención estatal en las ciudades. Al hacer trámites en la Municipalidad, en el Centro de Salud, en las instituciones educativas la atención es especial. Al realizar compras en el mercado del lugar la atención es cálida, quienes venden lo hacen como mucho amor. Cuando se camina por las calles o senderos, es agradable recibir y dar el saludo afable respectivo, aunque a uno no lo conozcan, o no lo recuerden, basta con pisar el suelo pueblerino para ser digno de un cordial saludo, diferente a la mirada esquiva de muchos capitalinos. En cualquier casa, por humilde que sea el hogar, difícilmente le dejan a uno salir luego de visitarles sin haberle ofrecido algo de comer o tomar, y también algo para llevar, siempre ofrecen lo mejor que en ese momento tienen por sencillo que sea, las charlas se alargan más de lo normal, al rememorar acontecimientos, anécdotas, chistes, o reflexiones, pues en estos lugares, parece que el tiempo se detiene y no es preocupación. La naturaleza es cercana en los pueblos, la paz se siente en las noches, los pájaros nos despiertan con sus melodiosos cantos, las chicharras y chiquirines en verano emiten sus peculiares sonidos, se disfruta el madrugar para tomar leche al pie de la vaca, la lluvia adormece en el invierno, el viento sopla entre los árboles y nos hace sentir vivos, los riachuelos corren con su apacible murmullo. Que agradable fuera que en las ciudades se adoptará el estilo de vivir de los pueblos y que se manifestará el espíritu comunitario y de respeto a la vida humana, que no fuéramos un solo número sino seres humanos dignos de respeto, de cariño y de admiración. Quise escribir hoy algo diferente, para hacer reflexionar a quienes vivimos en estas vorágines citadinas, esperando reflexión y deseos de vivir como en los pueblos, en forma comunitaria, simple y alegre. Si se puede.

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.

ARCHIVADO EN: