CATALEJO
Es hora de dejar egos y buscar el bien común
A las 3.30 de la tarde de ayer circuló un video real, pero de hace mucho tiempo, sobre un estado de prevención a partir de hoy. Un nuevo ejemplo de la capacidad de gentuza interesada en sembrar la desesperación entre los guatemaltecos, y hecho público a pocas horas del uso de lacrimógenas en una manifestación del parque central el domingo por la noche. Este hecho comprueba la capacidad de la desinformación, instrumento utilizado por el gobierno y quienes lo adversan. Todo esto debe verse dentro del conjunto de hechos relacionados con la crisis ya desbordada a causa de la petición de todos los segmentos sociales como consecuencia del empecinamiento presidencial por no pedirle la renuncia a Porras y su grupo, aunque el país se incendie.
' Para salir del caos, Guatemala necesita la ayuda de todos aquellos con buena fe y sin egos encumbrados.
Mario Antonio Sandoval
La situación del país no se debe ver a la luz de la teoría política, porque ninguna se puede aplicar en la actualidad: división de poderes, por ejemplo. Hay un nudo gordiano imposible de deshacer y por ello se necesita un Alejandro Magno chapín para partirlo en dos. El país se encuentra en la disyuntiva de buscar en la ley la explicación de lo inexplicable, o darse cuenta de la necesidad de decidir en base a las inevitables consecuencias negativas de exigir su cumplimiento cuando hay evidencias y se pueden hacer predicciones válidas, así como aceptar la necesidad de suspender algunos derechos derivados de una teoría política cuya validez depende de la calidad personal de quienes la aplican.
Para salvar el sistema legal, es necesario pensar en la forma de hacerlo, incluyendo el cese temporal y delimitado de algunos derechos. La ley no es perfecta, ni incambiable, porque no se pueden prevenir todas las circunstancias posibles. No se trata de eliminarla, sino aplicarla a las nuevas realidades sociales, porque no hacerlo puede significar la bienvenida a una dictadura, donde la primera víctima resulta ser el sistema jurídico. La realidad de hoy es innegable, y sobre todo se debe al rechazo a aceptar los resultados de una elección, porque les disgusta a las autoridades actuales, deseosas de una prolongación de su poder y de su capacidad a mantener sus abusos y corrupción a toda costa. Por ello desaparece el temor o la alegría, según el cristal usado para verlo todo.
Vale la pena fijarse en los errores de todas las partes: Giammattei, por su empecinamiento mencionado y la negativa a pedir su salida voluntaria a quienes personifican el rechazo a él y porque han su cedido coincidencias extrañas como el uso de lacrimógenas a las pocas horas de la sugerencia pública de usarlas. Arévalo, al no aceptar la invitación presidencial a reunirse ambos con la misión de la OEA, sobre la base de no haber pedido esa reunión. Es el presidente electo y ya debe participar activamente en acciones previas, porque él será también uno de los náufragos del barco cuyas velas serán izadas el 14 a las 14 y pronto enfrentará tormentas similares a las actuales, cuyos aguaceros ya lo alcanzaron. Pero el problema de los bloqueos ha quedado inmóvil y es peligroso.
Los 48 Cantones de Totonicapán lograron apoyo en casi todo el país, pero comenzaron a perderlo desde la reafirmación de cerrarlo, hecha por otros grupos. La “solución” era fácil: infiltrar maleantes con la orden de realizar acciones violentas, algunas perfectamente filmadas y echadas a rodar vía las redes sociales. Es el ABC de la forma de desprestigiar movimientos ciudadanos incómodos, y la más elemental lógica permite descubrirlos como inducidos por el gobierno. Los llamados a realizarlas ya no tendrán efecto: la asistencia disminuirá y la violencia ya comenzó. Las fuerzas de seguridad lanzaron lacrimógenas el mismo día del video de Méndez Ruiz sugiriendo su uso. El país dio un paso adelante hacia el caos, y la tarea es evitarlo, no sonreír por egos satisfechos.