CATALEJO
Facilitar para poder despilfarrar o robar
A nadie debe extrañar la unanimidad y celeridad del abierto rechazo del Centro de Investigaciones Económicas (Cien), Asíes y el Instituto Centroamericano de Estudios Fiscales (Icefi), con sus pronunciamientos en contra de los cambios a la Ley de Contrataciones del Estado, decididos a toda prisa y en la oscuridad con el fin ya oficial y abierto de facilitar el despilfarro y el robo descarados. El absurdo pretexto es “facilitar” las adquisiciones de las entidades estatales, pero quedan abiertamente en las tinieblas las “compras de baja cuantía”, menores a Q100 mil; la transparencia se cumplirá son solo publicar el monto y a quién se compró, la cotización será para compras mayores a Q2 millones, y las licitaciones solo cuando superen esta cifra. ¡¡¡Por favor!!!
Las tres entidades, más allá de sus diferencias en algunos criterios económicos, presentan argumentos con claridad y lógica absolutas. Señalan el aumento de la discrecionalidad —en la práctica el capricho— de quienes tienen autorización legal para la adquisición de cualquier cosa, “lo cual aleja más al país de las buenas prácticas internacionales en materia de la contratación pública” (Asíes). Por su parte, el Cien califica de preocupante a esta reforma, la número 57 a dicha ley desde su nacimiento, porque hasta el día de la aprobación de ese macabro caldo dizque legal, agregado a las disposiciones arbitrarias y carentes de cualquier micra de ética y moral en el ejercicio del gobierno, es la esencia del más puro enriquecimiento ilícito de los funcionarios.
' Los cambios a la Ley de Compras del Estado abren la puerta a válidas críticas de Asíes, Icefi y Cien. Deben ser vetados por Giammattei.
Mario Antonio Sandoval
Se evidencia el malestar de esas tres entidades mencionadas. Sin embargo, algunas palabras y giros idiomáticos empleados, al ser analizados en su significado e implicaciones, resultan haciendo afirmaciones hasta contrarias a las críticas. Ejemplos: “cumplir con parámetros de transparencia” en vez de “cumplir con la transparencia”, pues un parámetro es un dato necesario para analizar una situación (Asíes). Los cambios propuestos buscan “fortalecer” la eficiencia. La sociedad exige “mayor transparencia”, por lo cual se debe “promoverla”. O sea: ya hay eficiencia, ya existe la transparencia, pero esta ha desaparecido. El Icefi habla del “abuso” de mecanismos opacos, por lo cual estos son aceptables y solo se critica el abuso; es decir, el exceso.
En la crítica originada en las entidades de análisis de temas serios, de interés nacional, no hay espacio para la diplomacia. Se debe señalar duro y a la cabeza, se decía hace algunos años. Entre otras razones, porque a ciertas palabras no se les puede agregar adjetivos, porque estos reducen el significado o de hecho lo cambian Dos ejemplos son corrupción y abuso. Se es corrupto o no; se es abusivo o no. Nadie es medio corrupto, o medio abusivo. Afirmar “se abren espacios a la corrupción” es una forma inaceptablemente suave, casi sin valentía, de hacer afirmaciones urgidas de severidad. “Se abre la corrupción” es directo y real, no más real, ni menos real, porque en este último caso participa sin invitación la mentira, prima hermana del engaño.
Fuera de esos señalamientos a textos equivocadamente escritos con la idea de ser cortés y tener urbanidad, y no causar reacciones negativas y violentas, lo expresado por Asíes, Icefi y Cien debe ser tomado muy en cuenta, pues dice verdades inapelables. En Alejandro Giammattei está la solución: el veto, pero será imposible si fue él quien la pidió o autorizó con sus más cercanos adláteres, quienes son redomados “hombrecillos a sus órdenes”. Son necesarios cambios a esa ley, pero con la vista puesta en el bien común y no en el espurio beneficio de funcionarios públicos llegados por elecciones cuestionables y, peor aún, por dedocracia”. La inversión local o extranjera en Guatemala será una de las primeras bajas, pero no la única, derivadas de este intencional absurdo.