MIRADOR
Gabinete de seguridad 2020
A principios del presente mes, en una entrevista en el programa ConCriterio TV, el presidente electo dijo que no quería revelar los nombres de los designados para el Ministerio de Gobernación porque pensaba que las particularidades del puesto los ponían en riesgo y había decidido protegerlos guardando silencio. Me pareció una medida razonable y sensata, y así lo manifesté en su momento, y lo sostengo ahora. Sin embargo, algo más de dos semanas después se publica un video desde El Salvador, en el que se revelan los nombres de prácticamente todo el gabinete de seguridad, y no lo hace el presidente ni el vicepresidente, que estaban de viaje, sino un asesor del partido Vamos que presentó a las autoridades electas para la próxima administración.
' Considero que ha sido un puntapié, un pulso al vicepresidente, un desplazamiento —o negación— de su autoridad.
Pedro Trujillo
Si el gabinete de seguridad se vio sorprendido por los videos que visiblemente les estaban tomando y “no advirtieron” que los publicarían —y con ello daban al traste con las precauciones mostradas por el presidente Giammattei— , líbrenos Dios de la capacidad que puedan tener para abordar temas más complejos relacionados con su función. Si lo hicieron a propósito, con autorización presidencial y desde el país vecino, me parece una absoluta falta de cortesía para con los ciudadanos guatemaltecos, y especialmente con sus votantes, además de dejar de observar lo que había declarado dos semanas atrás en televisión. Pero si se filtró sin que lo supiera porque alguien decidió hacerlo así, me parece muy peligroso y es necesario hacerlo notar y analizarlo.
Sin inclinarme —de momento— por ninguna de las tres opciones, me llama la atención que en esa reunión con autoridades salvadoreñas no presentara el gabinete la máxima autoridad asistente: el ministro de Gobernación designado, y en cambio lo hiciera un asesor del partido: el general Dedet. La única conclusión lógica —reforzada porque además se encontraban en un ambiente con mayoría de exmilitares— es que quien realmente mandaba allí era el vocero y no el ministro designado. ¡Comienzan las preocupaciones!, porque en el actual gobierno también estaba detrás, en la sombra, el coronel Ovalle, ahora huido, o actualmente permanecen otros. ¿Una nueva isla de poder en el gobierno electo?
Además, el general Dedet, que se eroga la autoridad, dice al inicio de la presentación: “…yo soy portavoz del señor presidente electo, me ha designado como coordinador de la transición de gobierno…”, y nos hace ver que andábamos confundidos porque días atrás ese cometido le fue asignado al vicepresidente Castillo, según explicaron —y entendimos—. ¡Otra preocupación!
De esa cuenta, pareciera ser que la opción más viable de las arriba indicadas es que un grupo de personajes en la sombra han tomado la iniciativa y evidenciado que, en seguridad, tienen el poder real, aunque otros tengan el formal. Considero que ha sido un puntapié, un pulso al vicepresidente, un desconocimiento —o negación— de su autoridad, y han puesto al presidente en un brete, al obligarle a tomar postura. ¡Mal seguimos!
El ministro de Gobernación es una persona en la que confío y de la que espero mucho; del resto habrá que ver cómo actúan. De entrada no me convence en absoluto que en el gabinete presentado haya personajes cercanos —o fundadores— de ese grupo de fracasados y golpistas que integran cierta fundación. En todo caso, esperemos que no descarrilen como ese tren en que viajaban el alcalde electo y el presidente guasón. Recordémosle al señor Giammattei que no buscar la excelencia —la chambonería— siempre se termina poniendo en evidencia, y en política, además, se pagan las consecuencias.