LIBERAL SIN NEO

Infección invade todo el sistema

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Si es o no verdadera la historia de la alfombra enrollada como taco relleno de dólares que fue puesta en la puerta de la residencia presidencial, un soborno de “empresarios” rusos para lograr ciertas concesiones, es en cierta manera irrelevante. La gente que se entera de la historia la cree y tiene motivos para creerla. En Guatemala se mueven incontables alfombras rellenas de dinero todos los días, en muchos lugares; si no ocurrió ese hecho particular, nadie duda que ocurren similares constantemente, que son actos comunes, recurrentes y persistentes. La corrupción, palabra que engloba gran variedad de medios y métodos, está profundamente incrustada en el ejercicio del poder gubernamental y la clase política, en sus diferentes ramas y niveles. Es una actividad que se caracteriza por su constante innovación y creatividad; buscando, descubriendo, perfeccionando nuevas oportunidades y formas de usar posiciones de autoridad, poder, decisión y discreción, para agenciarse de recursos de manera deshonesta.

' Los beneficios son altos, las oportunidades muchas y el riesgo, bajo.

Fritz Thomas

La infección está regada por todo el sistema. Cuántas obras y gastos de alta cuantía, pasos, permisos, autorizaciones, concesiones y plazas, robo hormiga, hasta el jefe del Cocode que tiene a su hijo de director en la escuela, a sus sobrinos de maestros, mientras su familia y allegados son los primeros en recibir alguna lámina, block, cemento, fertilizante o alimentos que “regala” el Gobierno en la comunidad. Caras visibles y un ejército invisible que utiliza maquinaria sofisticada o un simple cincel para extraer enormes rocas o pequeñas piedras de la rica mina del aparato público. Los beneficios son altos, las oportunidades muchas y el riesgo, bajo; es más riesgosa la denuncia que la práctica y entre gitanos no se leen las cartas. La denuncia puntual es altamente peligrosa, no prosperará, algún escrito escueto pasará de un escritorio a otro para el respectivo sello y acabará en un archivo olvidado

“Juro por la vida de mi madre que nunca me he robado un centavo”, fueron las famosas palabras de Roxana Baldetti, que más de alguno pensará recibió castigo divino por la petulancia y arrogancia con la que emitía bufonerías sobre su intachable honestidad y el cinismo con el que presidía las sesiones de trabajo de la Comisión contra la Corrupción. Con todo un aparato organizacional para administrar y contabilizar los flujos, alquilando residencias y bodegas para apilar efectivo, “invirtiendo” en propiedades y empresas, generando rentas para el equipo de ejecutivos y peones abajo; no es más que un caso icónico que se visibilizó mientras tantos otros permanecen invisibles. Ocasionalmente se conoce algún caso con tracción mediática, como los más de Q100 millones en efectivo inexplicablemente localizados en una residencia en Antigua; sobre lo que hay teorías, pero no culpables. Pequeñas muestras de un gran universo.

El sistema de seguridad y justicia no da evidencia de capacidad, fuerza o voluntad para hacerle la guerra total a la corrupción; las cabezas de gobierno, menos. Cada cuatro años se elige a nuevas figuras en el gobierno central, municipalidades y Legislativo, personas que en sus discursos políticos habrán incluido las palabras “combatir la corrupción” y una serie de adjetivos para cementar la imagen de su propia probidad.

La corrupción es un concepto abstracto que en la realidad se manifiesta en tradiciones, creencias, prácticas y costumbres; cultura, hondamente engranada y, como tal, difícil de cambiar y erradicar. No hay varita mágica y rápida, desconozco la solución. Sé que empieza desde arriba y con ejemplo drástico.

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

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