CATALEJO

Injerencia es distinto a una colaboración

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El desconocimiento generalizado del Gobierno alcanza también al significado de las palabras injerencia y colaboración. El llamado G13, en forma tal vez no diplomática, invitó a una reunión virtual ahora cancelada a causa de la virulenta reacción oficial, con base en su conocida actitud de no querer calificar la intención de las ofertas internacionales, pero por otro lado aceptar el financiamiento de una campaña internacional de relaciones públicas, sin darse cuenta de cómo debe interpretarse en realidad esa decisión del Gobierno de Taiwán. Es otra incongruencia del Ejecutivo, derivada de reacciones hepáticas de Alejandro Giammattei, quien se acerca a ser dictador porque controla el Ejecutivo, el Congreso, la Corte Suprema, la Corte de Constitucionalidad y el Tribunal Supremo Electoral.

' Las ofertas de países amigos deben analizarse con serenidad para no tomar decisiones diferentes para situaciones iguales.

Mario Antonio Sandoval

La diferencia entre ambos términos estriba en las motivaciones. De acuerdo con el criterio oficial, fue injerencia y por ello debió haber sido rechazada la entrega de vacunas anticovid de Estados Unidos, México, España. (Por cierto, falta aplicar un poco más de 4 millones de dosis de la vacuna rusa Sputnik V, compradas a precio de oro y de corta vigencia, hasta el fin de marzo). Otra forma de ver la sugerencia del G13 es analizarlo como una decisión con espíritu de ayuda a Guatemala, pues se trata de países e instituciones preocupados por el futuro de este país, y la forma en que puede afectar los legítimos intereses de ellos. Tienen pleno conocimiento de las verdades muy reales e incómodas de aceptar para los guatemaltecos. Entre ellas sobresalen los efectos de la cooptación de todas las instituciones de un Estado republicano verdadero.

Por razones distintas, Taiwán decidió colaborar mediante la financiación de una poco conocida e inexperta empresa lobista relacionada con el área trumpista del Partido Republicano, una campaña para cambiar la mala imagen de este gobierno y de Giammattei en los altos círculos políticos de Washington y de la Unión Europea, y de varias entidades internacionales. La única forma de evitar la corrupción del dinero taiwanés es garantizar su llegada completa, pero es un error contratar a una entidad lobista de segundo orden. Hacerlo de esa manera, además, asegura concretar el verdadero objetivo taiwanés: mantener las relaciones con esa pequeña gran isla. Esa es la razón por la cual no emplearon ese dinero para construir obras de infraestructura de cualquier tipo.

La reacción anti G13 significa reducir más la relación entre Guatemala y Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, España, Suiza, Suecia, Reino Unido, y también con la Organización de Estados Americanos, los bancos Mundial e Interamericano de Desarrollo, el Fondo Monetario Internacional, la Unión Europea y la ONU. Taiwán no verá frutos positivos de su dinero, porque el éxito o fracaso de las empresas de relaciones públicas para gobiernos tiene relación directa con el nivel de corrupción, el nepotismo y el amiguismo, la fortaleza del estado de Derecho, adecuados planes de gobierno y demás. Para ajuste, la reacción oficial será interpretada como nulo deseo de mejorar las cosas.

Una prueba del fracaso de los lobistas contratados lo representa el viaje de Giammattei a Washington, cuando se realizaba la cumbre por la democracia convocada por Joe Biden. El mensaje fue clarísimo, y la torpeza de ir a hablar a sectores del Partido Republicano tampoco dejó ningún logro. La única forma de conseguir un cambio en esa imagen, si aún hay tiempo, es abstenerse de realizar nuevas maneras de mal gobierno y de relación con los tenedores del poder fáctico del país. Todo lo demás será tirado a la basura. Es útil, eso sí, explicar por qué el contrato con una empresa mexicana para construir un tramo ferroviario se hizo, de nuevo, en las sombras y con condiciones de confidencialidad. Se trata de dinero público y los ciudadanos tienen derecho a conocer interioridades.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.