LA BUENA NOTICIA
Jesús de Nazaret y su mensaje sociopolítico
El mensaje de la diócesis de Jutiapa a los electores ofrece una reflexión para los políticos extraída de las enseñanzas de Jesús, el profeta que vivió la opción preferencial por los pobres y habló con audacia a los que ostentaban el poder en su tiempo.
La opción por los pobres que hizo Jesús no era para que vivieran en esas condiciones denigrantes e inhumanas, sino para que se liberaran de toda opresión e impulsaran una sociedad más igualitaria, sin discriminación y exclusión. Invitó a compartir los bienes que Dios creó para todos, hasta que ningún ser humano pasara necesidad. (Jn 6, 1-14). Su criterio pedagógico no fue la competitividad ni el lucro de los poderosos, sino el amor fraterno y la comunión de bienes superando cualquier forma de egoísmo e iniquidad.
Jesús habló de las injusticias y la corrupción de los líderes de su época, al denunciarlos por estar “llenos de inmoralidad y robos” (Mt 23, 25), por estar impregnados de “malicia” y perversidad (Lc 11, 39). Denunció a quienes ejercían el poder, por “ladrones y asaltantes” del pueblo (Jn 10,1). Desenmascaró la podredumbre y el autoritarismo del sistema político vigente: “Los que son tenidos por gobernantes dominan a los pueblos como si fueran sus dueños y los poderosos imponen su autoridad” (Mc 10, 42). Fue enérgico ante la intimidación de Herodes, al llamarle “zorro”. (Lc 13, 32)”.
Las élites dominantes lo acusaron de “estar incitando a la rebelión a la nación” al cuestionar al “César”. (Lc 23, 1). Por eso se aliaron las fuerzas oscuras del poder económico representado en los saduceos; el poder religioso detentado por los sumos sacerdotes y fariseos, el poder político ejercido por Herodes y el poder militar usurpado por Pilato. Estas estructuras de poder, en una confabulación injusta y temeraria, lo descalificaron, difamaron y decretaron su muerte en cruz.
Jesús nunca fue indiferente ante la situación que vivía su pueblo, compartió la dura realidad en que estaban sumidos los pobres y se comprometió en su proceso de transformación y liberación integral, al despertar su capacidad para que aprendieran a “ver” la realidad de humillación en que vivían, a “caminar” hacia la libertad rompiendo cualquier forma de esclavitud, a limpiar todo tipo de “lepra” social que los marginaba socialmente, a saber “escuchar” para fomentar el diálogo liberador entre ellos. Se empeñó en que los pobres “renacieran a una vida nueva” y fueran los destinatarios privilegiados de “la buena noticia”, como plataforma de un mundo nuevo en paz y justicia (Cf. Mt 11, 2-6)”.
Así anunciaba el reino de Dios: aliviando el sufrimiento humano, despertando conciencia ciudadana y alentando la esperanza en un destino digno y mejor para los pueblos. Esta pedagogía transformadora y liberadora nos inspira hoy a luchar contra la injusticia y la impunidad, la corrupción y la especulación financiera, obstáculos para la realización del reino de Dios y el desarrollo para todos.
' Jesús exige un cambio radical de la situación y nuestro país lo requiere con urgencia.
Víctor Manuel Ruano
Es la hora de un cambio radical de la situación infrahumana que viven los pueblos. El país lo requiere con urgencia. Este proceso de cambio social comienza por las actitudes más profundas del corazón humano de cada guatemalteco y llega hasta forjar un nuevo estilo de vida social basado en la igualdad, la reconciliación y el amor, para participar activa y esperanzadamente en la construcción de la “Guatemala distinta” que anunciaba Mons. Gerardi.
Soñamos con la nueva Guatemala, donde se vivan los valores del Reino: la justicia y la solidaridad, el amor y la libertad, el respeto a la diversidad cultural y la fraternidad, la paz y el cuidado de la creación, el desarrollo y el “buen vivir”, para que ningún guatemalteco tenga que huir de su patria y la Nación pertenezca a todos.