LA BUENA NOTICIA

La fe cristiana

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La palabra “fe” tiene una pléyade de significados. El Diccionario de la Real Academia Española le asigna nueve. El primero es “conjunto de creencias de una religión” y el noveno es “en el cristianismo, virtud teologal que consiste en el asentimiento a la revelación de Dios, propuesta por la Iglesia”. Es una definición de la fe que coincide con la que da el Catecismo de la Iglesia católica. Hay también empleos seculares de la palabra “fe”, como cuando se llama así a la confianza que un enfermo pone en su médico.

' La Iglesia católica enseña que la fe tiene un fundamento de razonabilidad.

Mario Alberto Molina

En el ámbito específicamente cristiano, la fe es el acto por el cual confiamos y creemos en Dios que se revela por medio de las obras que realiza a favor del hombre. Dios se revela salvando. Desde la creación del mundo hasta la resurrección de Jesucristo y la todavía esperada segunda venida de Cristo, Dios se revela en sus obras. Dios también ha dado normas de vida, mandamientos para guiar nuestra libertad. Para los cristianos, la Biblia es el conjunto de libros que da testimonio de lo que Dios ha hecho a favor de la humanidad y enseña las normas que nos ha dado para vivir en libertad. Jesús entregó a la Iglesia los libros judíos del Antiguo Testamento como testimonio de sí, y en la primera y segunda generación cristiana se redactaron los libros del Nuevo Testamento que narran lo que Dios hizo a nuestro favor por medio de Jesucristo, su Hijo en existencia humana.

En la comprensión católica de la fe, la Iglesia recibe, explica y enseña el contenido de la Biblia o Sagradas Escrituras. Quienes aceptan el relato de lo que Dios ha hecho y de lo que ha mandado y deciden entender su propia vida y existencia a la luz de ese relato, esas personas hacen la opción de creer y ponen su fe en Dios y en su enviado histórico Jesucristo. Estrictamente hablando no ponemos nuestra fe en la Biblia, sino en Dios, cuyas obras están narradas y cuyas enseñanzas morales están contenidas en la Biblia. Pero creemos en la veracidad del testimonio bíblico porque consideramos que esos libros, escritos por hombres, fueron redactados bajo el influjo del Espíritu de Dios en ellos. Los llamamos “libros inspirados” por Dios. Los cristianos hemos heredado esa convicción del judaísmo y la hemos extendido a los libros del Nuevo Testamento. En los primeros siglos, la Iglesia hizo el discernimiento de qué obras tenían la cualidad de inspiradas y desde entonces la Iglesia también explica y enseña el contenido de esos libros sagrados para suscitar la respuesta de la fe en quienes aceptan su enseñanza.

Pero la fe no es ciega ni prescinde de la razón. La Iglesia católica enseña que la fe tiene un fundamento de razonabilidad. Los teólogos se plantean preguntas como ¿qué indicios razonables hay para pensar que Dios tenga existencia real aparte de la existencia literaria que tiene en la Biblia? ¿Qué fundamentación histórica hay para afirmar que Jesús fue un personaje real? ¿Qué significa y qué verosimilitud tiene la afirmación de que resucitó de entre los muertos como dicen los evangelios? Los mandamientos morales, ¿se pueden fundamentar razonablemente también? ¿Qué credibilidad tiene la Iglesia que nos transmite la Biblia y nos da su explicación? ¿Fundó Jesucristo una sola Iglesia necesaria para la salvación o la Iglesia es un fenómeno social secundario y plural? La verosimilitud razonable de las respuestas a esas preguntas da fundamento a la opción de la fe, que es un acto libre de asentimiento de la voluntad. La mayor parte de los creyentes católicos no se hacen esas preguntas, pero pueden tener la seguridad de que siempre hay en la Iglesia quienes las plantean y las responden para dar solidez a la fe y a la moral en cada época y lugar.

ESCRITO POR:

Mario Alberto Molina

Arzobispo de Los Altos, en Quetzaltenango. Es doctor en Sagrada Escritura por el Pontificio Instituto Bíblico. Fue docente y decano de la Facultad de Teología de la Universidad Rafael Landívar.