Catalejo

La ideología necesita de dos colores primarios

Una parábola de los colores primarios explica la necesidad de aceptar algunos criterios ideológicos contrarios.

Los tres colores primarios, azul, amarillo y rojo, necesitan de luz para verse. Derivan miles de tonalidades y se discute la existencia del negro y el blanco, porque no absorben la luz o lo hacen en demasía. Esto parecería no tener relación con la ideología y la política, pero la tiene y han derivado corrientes de pensamiento desde hace 2,500 años. Se han mantenido vigentes con variantes y subsisten en el actual siglo XXI. Por su parte, la política tiene posibilidad de ser ciencia humanística y filosófica, mientras la politiquería es superficial, ridícula y malintencionada. Sócrates relacionó la ética y la política, y Platón dijo: “El precio de desentenderse de la política es ser gobernado por los peores”. Con claridad, se aplica en la vergonzosa realidad actual.


Se puede explicar la ideología con una parábola, “una narración que deduce, por comparación, una verdad importante” o “lo que significa algo distinto”. Las diferencias de pensamiento en la ideología son complicadas, lo cual ha provocado la vieja pero simplista división izquierda / derecha. Se pueden explicar si se piensa en los colores blanco y negro y la imposibilidad de ver. Para lograrlo es útil emplear los colores primarios, rojo, amarillo y azul, mezclar dos y descubrir la cercanía o lejanía del color obtenido. La mezcla de azul y amarillo formará verde, con cientos de tonos según se acerquen o se alejen de los dos colores primarios. Aceptar exclusivamente a uno de ellos desemboca fatalmente en el fanatismo, tan cercano a la irracionalidad y la irrealidad.

En Guatemala el uso de parábolas es obligado ante el fracaso político derivado de los años sin valores y del individualismo exagerado por encima del bien común, la falta de fundamentos políticos, ausencia de conocimiento y valores democráticos, más la carencia de educación a cualquier nivel.


Otra figura necesaria: pensar en un círculo de 100% de suma total y dar 50% para cada posición, de izquierda y derecha. Pero esta división vertical anula a cualquiera de las dos y con ello a la posibilidad de un acuerdo, de una negociación o de determinado porcentaje de la razón en el contrario. Es utópico, irracional e irreal. Como los principales conceptos de la ideología y la política, es decir, democracia, monarquía, etc. se vuelven conceptos vacíos si no tienen un adjetivo para calificarlos, colocarles límites y buscar puntos de convergencia sin los cuales es imposible la convivencia. Se debe buscar una posición ecléctica, es decir, el acuerdo común luego de meditación basada en el respeto a por lo menos algunas de las ideas de quienes piensan distinto.


En el ejemplo azul-amarillo, el verde derivado de la mezcla puede ser limón, perico, musgo, militar, y un larguísimo etcétera, según cuántos criterios contrarios parezcan razonables. Dicho de otra manera, alguien puede definirse como mayor simpatizante de la derecha (o izquierda) y menor de su contraparte. La condición indispensable es un acercamiento sincero a los principios de quienes piensan distinto. Aristóteles calificó lo correcto como una posición entre dos extremos, no a la mitad de ellos. En la práctica, un pensamiento personal 90/10%, es fanatismo; 75/25%, es moderación, porque acepta la mitad del pensamiento distinto. En los colores, el verde de la mezcla azul y amarillo puede ser limón, perico, musgo, etc., según cuán distinta sea la mezcla.


Es posible definirse como mayor simpatizante de la derecha (o izquierda) y menor de la contraparte. La condición indispensable es un acercamiento sincero a los principios de quienes piensan distinto. También es indispensable entender el Estado, la aplicación igualitaria de la ley, así como, para no mentir, rechazar al populismo en ambas posiciones. Es básico para la democracia, concepto tan difícil de aplicar porque sufre y ha sufrido abusos durante toda la Historia del mundo. En Guatemala el uso de parábolas es obligado ante el fracaso político derivado de los años sin valores y del individualismo exagerado por encima del bien común, la falta de fundamentos políticos, ausencia de conocimiento y valores democráticos, más la carencia de educación a cualquier nivel.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.