CATALEJO

La triste Navidad de este horrible año

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La tristeza presente en la Navidad de este horrible 2020 se debe no solo a las muertes causadas por el covid-19, porque no fue exagerado su número ni el de la totalidad de enfermos al ser comparado con el tamaño de la población nacional, sino también, y muy especialmente, por los daños a la infraestructura y a la producción de alimentos a causa de los fenómenos naturales que azotaron a Guatemala. Me refiero a las dos terribles depresiones tropicales llegadas en dos semanas, Eta e Iota. A esto se debe agregar la monstruosa crisis política cuyo detonador fue la forma oculta utilizada por el Congreso para aprobar un absurdo presupuesto estatal, desfinanciado y con gastos de una inmoralidad apabullante. Giammattei se vio obligado a retroceder.

Navidad es la época del año donde renacen o despiertan sentimientos fraternales y de amistad. Esta vez deberán ser aún mayores, porque alrededor de todos los guatemaltecos, sin excepción, hay casos de amigos o han sufrido en carne propia fallecimientos por la cruel pandemia. Habrá sillas vacías en la mesa donde tal vez faltará también el dinero suficiente para compartir el tamal del 24 a la medianoche. En muchos otros hogares habrá ausencia de seres queridos residentes fuera del país e imposibilitados de llegar porque han perdido sus empleos donde viven y/o porque otra vez no habrá suficientes vuelos. Será una Noche Buena Triste y Dolorosa, ya no solo por la melancolía natural en estas fechas a causa de recordar a quienes se han ido para siempre.

' Esta Navidad será recordada por niños y jóvenes como la obligada celebración solitaria de una feliz fiesta caracterizada por la cercanía.

Mario Antonio Sandoval

Esta tristeza del 2020 traspasará fronteras. También habrá lágrimas y sollozos para quienes no puedan venir a ver a papá o mamá. En estos casos, la mayoría son personas ya bien entradas en el otoño de la vida y por eso cada en cada Navidad existe, en un rincón del alma, el pensamiento de ser la última vez de verlos, abrazarlos, besarlos. Esas demostraciones de amor, cuando se materializan durante la espera de la llegada de las doce de la noche, irán acompañadas de alguna o varias traviesas lágrimas, escapadas sin posibilidad de atraparlas, acompañadas por el silencio y una presión en el pecho, con un suspiro silencioso presente también cuando sea el momento de comer –tal vez en solitario- el tamal navideño para así mantener esa bella tradición.

Las nubes impidieron anoche a la mayoría de los guatemaltecos ver la “estrella de Navidad” presente en los cielos cuando nació el Salvador del Mundo. Nos perdimos ese único espectáculo celeste, por los planetas Saturno y Júpiter. Pero esa conjunción debe dar a todos esa paz solicitada por el Ángel a los hombres de buen voluntad, porque es absolutamente necesaria en este año, cuando se afianzó la posibilidad de la forma de vida a la cual se había llegado hasta el aparecimiento de esa pandemia provocada por la acción humana. La cuarentena demostró también la capacidad de la Madre Naturaleza -o de Dios, según cada creencia- de recuperarse sin ese peligroso acompañante, el ser humano, ahora convencido de no ser de ninguna el rey de la Creación, ni su tirano.

A pesar de esta sensación de aumentada melancolía, es necesario mantener la esperanza, ese estado de ánimo de hacer posible nuestros deseos, ahora mucho más sencillos. Todos hemos aprendido a valorar el milagro de la vida y a tomar en consideración muy profunda el viejo refrán referente a lo único indispensable para recibir la visita de la Hermana Muerte: estar vivo. Ver hacia adelante y continuar la lucha de estarlo, y la felicidad de vivir hasta los momentos más sencillos. Esta esperanza debe ser acompañada de acción para lograr lo soñado, y esto incluye la decisión de buscar un buen país gracias a contribuir a la eliminación de pícaros, deshonestos, corruptos, todos malas personas. Con ese pensamiento compartido, deseo a todos una Menos Triste Navidad 2020.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.