CATALEJO
Las loables victorias conseguidas en Tokio
La actuación de los atletas guatemaltecos en las olimpiadas de Tokio no debe ser analizada con base a haber logrado medallas, sino al esfuerzo puesto en su preparación y entusiasmo individuales para enfrentar a los adversarios a quienes les tocó enfrentarse. Uno de competidores debe ser catalogado como guatemalteco de corazón, al residir fuera del país: el corredor Luis Grijalva. Los triunfos logrados son loables dadas las circunstancias adversas de las federaciones, cuyo apoyo podría ser mejor, y permiten conocer el historial deportivo de los participantes, cuya meta realista es la de un cuarto lugar, porque para lograrlos han debido vencer a atletas producidos por un mejor sistema organizacional y sobre todo con altos recursos económicos.
Estar en la disputa de un inferior al cuarto es muy meritorio. Y lograr un primer puesto es apoteósico, como cuando en 1952 Doroteo Guamuch Flores ganó el maratón de Boston, al demostrar cómo la disciplina, continuidad en la práctica y entusiasmo pueden superar las situaciones adversas de todo tipo, incluyendo la desorganización y muchas veces poca seriedad en la conducción de los destinos del deporte, a pesar de tener ahora suficientes fondos del presupuesto nacional. Los logros obtenidos en Tokio ascienden al deporte guatemalteco en el imaginario nacional y lo dirigen a disciplinas menos conocidas, más allá del futbol, un deporte cuya cosecha positiva es mínima, las negativas son numerosísimas y el descenso en su calidad es claro e innegable.
' Llegar a cuarto lugar en olimpiadas mundiales es una razonable y realista meta para el deporte guatemalteco. Superarla es apoteósico.
Mario Antonio Sandoval
Kevin Cordón merece párrafo aparte. Llegó a semifinales, quedó en el cuarto lugar mundial y solo no pudo contra los dos premiados con oro y plata. Estaba en el lugar 59 del rankin mundial y debió vencer a quienes ocupaban los puestos 38, 29 y 9; es decir, un ascenso de 55 lugares. Su estilo fuerte y sin temor ante sus rivales y la emotividad de sus celebraciones le ganaron halagos de los comentaristas internacionales. A su regreso recibió merecidos aplausos populares en el aeropuerto y en todo el trayecto a La Unión. El pelo en la sopa lo puso el gobierno, como siempre, al entregarle una miniplaqueta y un diploma impreso en papel bond. Demuestra descuido e incapacidad de entender la importancia de los sucesos. Provoca vergüenza ajena y rabia propia.
La levantadora de pesas jalapaneca Scarleth Ucelo quedó en el puesto 12 y rompió tres récords nacionales. El nadador Luis Carlos Martínez logró el séptimo lugar mundial en 100 metros mariposa, la forma más difícil de natación, y fue el primer latinoamericano en competir en esa distancia. Muchas veces la diferencia entre los tres primeros es de décimas de segundo. El corredor Luis Grijalva reside en Estados Unidos desde niño. En esta primera participación impuso el récord nacional y del Istmo en 5,000 metros, a 12 segundos del ganador. El pentatlonista Charles Fernández fue el mejor latinoamericano. Tiene medalla de oro en Toronto y Lima, y fue campeón en El Cairo, Río de Janeiro, Budapest y Buenos Aires, primero en Egipto, y este año bronce en Hungría y oro en Polonia.
De las marchistas femeninas, Mirna Ortíz llegó a Tokio luego de ganar la plata en Guadalajara, oro en Veracruz y Managua, y plata en Barranquilla. Mayra Herrera fue quinto lugar en Veracruz, oro en Guatemala y en República Checa. Tokio les dio a los guatemaltecos una mejor idea de cómo está el deporte nacional, pero ello no implica desconocer las tristes realidades de la práctica del deporte en Guatemala. Se debe reiterar: la actuación de los chapines no puede ser calificada con base en sus cosechas de medallas, sino de obtener puestos importantes al comparar las condiciones y la organización. Despierta la esperanza de triunfos a estos niveles internacionales si se realizan los cambios necesarios en todo sentido. Mientras eso llega, ¡felicitaciones, atletas chapines!