LIBERAL SIN NEO
Lecciones de la caída de Chile
El 25 de octubre 2020 Chile realizó un plebiscito nacional, sometiendo al voto dos preguntas; ¿quiere usted una Nueva Constitución? y ¿qué tipo de órgano debiera redactar la Nueva Constitución? La opción “apruebo” [una Nueva Constitución] obtuvo 78.3% de los votos válidos y “rechazo” solamente 21.7%, un resultado bastante contundente. Es claro que una importante mayoría de la población fue persuadida a optar por el cambio, con una especie de salto al vacío.
' Las personas no son responsables de su progreso; el sistema debe producirlo para ellos.
Fritz Thomas
En un artículo titulado “La caída de Chile” publicado en elCato.org, Axel Káiser señala que “parece paradójico que un país que ha logrado tanta prosperidad se haya vuelto amargamente en contra de las mismas instituciones que hicieron posible esa prosperidad”. Chile es el país más próspero de América Latina, bajo casi cualquier indicador que se vea y durante cuatro décadas sostuvo niveles de crecimiento y desarrollo sin igual en el hemisferio. Káiser aporta datos; en cuarenta años el ingreso per cápita en Chile se cuadruplicó, la pobreza se redujo de 45% a 8%, la clase media creció de 23.7% a 64.3% y la pobreza extrema se redujo de 34.5% a 2.5%.
Esto contrasta marcadamente, sostiene el autor, con las protestas y manifestaciones violentas que estallaron en octubre 2019, lideradas por pequeños grupos organizados de izquierda, con demandas para abandonar el “modelo neoliberal”. Las protestas y manifestaciones fueron en realidad la cúspide de un prolongado esfuerzo y postura combativa por cambiar las instituciones chilenas, que lograron el cometido, no solo de intimidar a las élites, sino de persuadir a la opinión pública. Lo que no lograron del todo sucesivos gobiernos de izquierda, incluidos dos períodos de Michelle Bachelet, subvertir las instituciones de mercados libres, fue conseguido por la ventana de oportunidad abierta por la protesta violenta. Dieron un poderoso ejemplo; el reciente rechazo y protesta por el presupuesto 2021 en Guatemala, creó la oportunidad para que grupos organizados de la industria de la protesta, hicieran surgir el reclamo de la imperiosa necesidad de una nueva constitución “plurinacional” incluyente.
La bandera es la ética de la igualdad; la prosperidad y oportunidad son insuficientes, la desigualdad es intolerable, injusta e inmoral. Kaiser menciona la idea de Hayek, que “las ideas e ideologías son los principales impulsores de la evolución social” y la interpretación de Douglass North que las ideologías se refieren a las “percepciones subjetivas que la gente tiene sobre cómo es el mundo y lo que debería ser”. La idea que crece como una sombra, que se apodera de la opinión pública, es que la sociedad y sus reglas, son injustas. La justicia a secas es ya irrelevante y ha sido reemplazada por la justicia social, que se traduce a la ética de la igualdad. El papel del gobierno ya no es la garantía de derechos individuales fundamentales, sino el instrumento para la misteriosa justicia social. Las personas no son responsables de producir su progreso, el sistema, el gobierno, debe producirlo para ellos.
Si bien las ideologías de la igualdad han venido ganando terreno, son menos comprendidas las consecuencias no intencionadas de esta ética, la concentración de poder necesaria para su obtención, la erosión inevitable de las libertades históricamente logradas con tanto dolor. Es no haber aprendido de los horrores del siglo XX, una carrera apasionada y desenfrenada por lanzarse a abismos utópicos liderados por salvadores demagogos. Qué lástima Chile, se han metido a un túnel, sin saber a qué saldrán del otro lado y quienes los están esperando.