CATALEJO

Lecciones y verdades políticas de este año

|

Este 2020 dejó a su paso numerosas tragedias, algunas malas y otras peores. En la última semana de su transcurso es bueno meditar acerca de sus lecciones para los seres humanos en todos los campos de la vida. Sus tentáculos alcanzaron a todos y en especial a los políticos, porque se afianzó la exigencia de los pueblos de todos los países para castigar a quienes han caído o se han mantenido en el fango de la corrupción. Las voces contra esta lacra aumentaron en frecuencia y volumen, gracias a la realidad tecnológica, y ello despierta la esperanza de retornar a un mundo donde esta antañona actividad sea la excepción y no la regla en la tarea realizada por funcionarios y civiles.

' En el campo internacional, las elecciones en la “era Trump” debilitaron, tal vez para siempre, la confianza del electorado estadounidense.

Mario Antonio Sandoval

En Guatemala, el covid-19 confirmó la realidad de carecer de hospitales suficientes y equipados. Las tormentas Eta e Iota hicieron lo mismo en su campo de acción, ayudadas por las montañas depredadas, además de la incapacidad de poder dar asistencia suficiente y rápida a los damnificados. La mezcla de estos factores evidenció el desenfrenado apasionamiento de quienes sienten el más profundo desprecio por los guatemaltecos y por el país. Esto llegó a su clímax cuando quienes tienen asaltaron el Congreso de la República apoyaron la mayor cantidad de deuda externa de la historia nacional, para luego negarse, junto con el Ejecutivo, a responder a la simple pregunta: ¿dónde está el dinero? El descaro llegó a límites impensables, porque no solo se dirigió a lo dinerario.

El hundimiento institucional de Guatemala tuvo ejemplos increíbles y descorazonadores, de los cuales el último fue el ascenso al generalato de coroneles con claros historiales y motivos para no merecerlo. Se agrega la también incumplida promesa de Giammattei de trabajar en conjunto con el vicepresidente. La oscura mezcla de todas estas realidades ha tenido efectos en el extranjero, como la severa petición de varios congresistas estadounidenses demócratas y republicanos para contar con una lista de los corruptos a fin de retirarles las visas. Guatemala es vista internacionalmente como un país sin gobierno político, sino a la disposición y antojo de grupos corruptos de políticos, sector privado, narcotraficantes y demás asociaciones delictivas.

En el campo internacional, el hecho más preocupante fueron las elecciones estadounidenses, nunca antes cuestionadas junto con el sistema de la manera como se hizo esta vez. Las argucias, mentiras y exageraciones de todo tipo por los aspirantes a la Presidencia las convirtieron en una mala copia del irrespeto a la ley, común en Centroamérica. Todo lo ocurrido en las semanas previas a la votación en los colegios electorales, y también posteriormente a la elección, dibujaron de cuerpo entero al presidente de Estados Unidos y causaron una división social cuya profundidad tardará muchos años en cicatrizar. El Partido Republicano, de hecho, se dividió en un ala trumpista y otra institucional, mientras los demócratas parecen tener problemas aún no emergidos.

Como consecuencia de estas actitudes, los partidos estadounidenses –y digo partidos, no grupos internos en cada uno, porque hasta ahora no he visto un pronunciamiento oficial de esas instituciones políticas–, están centrados en las elecciones de Georgia, donde la danza de dinero suma US$500 millones entre los dos candidatos, uno de ellos pastor protestante. Esas sumas, en momentos de pandemia, son tan abominables como el dinero gastado en Guatemala en asuntos superfluos, mientras no se les paga a médicos, enfermeras y demás personal de los hospitales públicos. Estas líneas solo pretender dar un paso a vuelo de pájaro de la realidad nacional. El 2021, si todo sigue igual, llevará a resultados aún peores, aunque sea difícil imaginarlo.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.