POR LA LIBERTAD
Lluvia: Vida y destrucción
Cada año, al iniciar la época lluviosa, tengo dos sensaciones, una de alegría, y positiva, por ver los cultivos agrícolas crecer verdes y vigorosos, así como notar todo el verdor que inmediatamente recobran nuestros paisajes, y otra de temor, y negativa, por los deslaves e inundaciones. Algunos de estos son evitables si las municipalidades les pusieran la debida atención.
' Una ciudad que está rodeada de barrancos no debería inundarse, ni sus calles volverse ríos cuando llueve.
Ramón Parellada Cuadrado
En Guatemala hay debilidad en la enseñanza a ingenieros y arquitectos sobre el tema de manejo de aguas pluviales. Una ciudad que está rodeada de barrancos no debería inundarse ni sus calles volverse ríos cuando llueve. Debería tener suficientes drenajes que sean amplios, al igual que los colectores de agua, a modo que esta fluya libremente hacia esos barrancos para ir a los ríos. Pero no, lo típico es que llueve un poco y las calles se inundan, y no porque los drenajes estén sucios (que a veces pasa), sino que ya no se dan abasto.
Llevo casi 30 años viviendo en la misma casa y no hay año que no se me inunde parte de esta, debido a que el agua de lluvia se estanca en la calle. Este año no fue la excepción. No solo se inundó parte de mi casa, sino el sótano de un edificio a la par y el sótano de otra casa, a dos de la mía. En años anteriores hablaba con conocidos en la Municipalidad sobre este tema y me decían que ya estaba resuelto el asunto. La realidad es que nunca se resolvió. No se trata nada más de limpiar los drenajes; eso es superficial, eso es fácil y barato, se trata de ampliar colectores. Esto de ampliar colectores requiere planificación, ingeniería y una buena inversión. Es fundamental ampliar la infraestructura de drenajes y colectores pluviales para que el agua no inunde la viviendas o calles de la zona.
Además, el mantenimiento debe ser el adecuado. La falta de un buen mantenimiento preventivo ha hecho que en el pasado se formaran enormes agujeros que daban miedo, como el ocurrido en la zona 6 en 2007, en el barrio San Antonio, que se tragó varias casas y se llevó a tres personas. Hace tres años ocurrió un deslave en la bajada que va de San Cristóbal a Villa Lobos, al lado contrario de donde hoy se cierran dos carriles en la importante bajada de Villalobos, por otro deslave. Las razones son el mal mantenimiento de drenajes y mal manejo de aguas pluviales. En 2014 hubo un socavamiento tremendo cerca de Peri-Roosevelt, debido precisamente al mal mantenimiento de los drenajes y colectores. Hace dos semanas hubo un hundimiento en esa misma calzada, en el kilómetro 13. Estos son solo unos pequeños ejemplos que ocurren en vías principales y que causan un mayor caos. Cada vez serán más frecuentes si no se da el mantenimiento adecuado y se planifica una nueva red de colectores.
No es posible que cada vez que llueva la calle se convierta en un río y las alcantarillas se conviertan en manantiales de agua. Tampoco es posible que cuando llueva tengamos miedo de circular por un paso a desnivel porque ya hemos visto que algunos se inundan. ¿Cuántas inundaciones más debemos esperar para que se resuelva el problema? ¿Por qué no se ha hecho un trabajo serio y formal, grande, definitivo, en la ciudad de Guatemala y en los municipios aledaños? Hay que hacerlo para toda Guatemala porque hay carreteras que parecieran hechas por cualquier persona menos por ingenieros, ya que el agua se estanca, las inunda y destruye terrenos vecinos. La más reciente ha sido la del libramiento de Chimaltenango.
Es verdad que la lluvia es una bendición, pero también, en exceso, puede ser destrucción. Si nos preparamos adecuadamente para ello podremos superar cualquier tormenta futura por más fuerte que venga.