CATALEJO
Los dos visitantes serán víctimas de la realidad
Muchos guatemaltecos nos sorprendimos ayer al enterarnos de la visita de dos representantes de alto nivel de los gobiernos estadounidense e inglés, respectivamente, para hablar con altas autoridades nacionales. Richard Nephew, de 42 años y menos de uno de experiencia en ese cargo, es el coordinador global anticorrupción de Estados Unidos, mientras James Dauris, de 56, tiene experiencia diplomática en el sureste de Asia, Rusia y América Latina y es el director adjunto de las Américas y jefe del departamento de América Latina de la cancillería británica. Lamentablemente, a pesar de sus cualidades, por las cuales los nombraron, no tendrán éxito, porque nunca se han enfrentado, estoy seguro, a politiqueros de la incalificable calaña gubernativa actual.
' Me llama la atención saber la opinión de los visitantes en cuanto a la actitud pasiva de los guatemaltecos, en general.
Mario Antonio Sandoval
Alejandro Giammattei, para dar un ejemplo de cómo es, realmente, está dispuesto a dejar a Guatemala fuera de las competiciones olímpicas, a pesar de todas las advertencias, entre ellas las expresadas en Suiza a la delegación enviada para lograr un cambio de actitud del Comité Olímpico Internacional en vez de lo contrario. Como candidato, aseguró sacar de la lucha a Sandra Torres, y por amnesia, ahora está en contubernio con ella para lograr impunidad. A mi parecer, no estoy diciendo nada nuevo para los mencionados gobiernos, hoy amigos y colaboradores de Guatemala, aunque en el pasado reciente o lejano nuestro país haya salido mal librado en sus relaciones con el imperio británico y con el de hecho imperio estadounidense. Pero ese es otro tema.
La presencia de ambos se puede explicar por el hecho de ser Guatemala uno de los países donde la corrupción es la norma, no la excepción, pero ahora llevada a niveles de campeonato, de realismo mágico miguelangelasturiano. Los intereses estadounidense y británico coinciden para permitirles ejercer influencia. La corrupción en estos tropicales ha sido a veces más burda y en otras más “profesional” a través de plazas fantasmas, contratación de parentela y amigotes politiqueros. Un ejemplo claro es el Ministerio de Comunicaciones, cuyos robos se notan al nada más circular por cualquier carretera del país. Por supuesto, no es el único ejemplo. El manejo de la pandemia, la compra de las vacunas rusas al doble de precio, y el etcétera es interminable.
Ayer mismo, el dirigente absoluto —por único— de FundaTerror hizo circular en las redes y con su foto en la cual se veía al señor Nephew con una gorra deportiva al revés y una camisa sport, y con la cuasi orden: “ningún juez que se respete puede reunirse con este esperpento, a menos que quiera que le enseñe a montar patineta”. Como mucha gente con pensamiento similar, basan sus mensajes en el insulto y la descalificación personal. Los visitantes necesitan tomar en cuenta estas realidades de la vida politiquera nacional, pues les ayudan a entender por qué su misión no tendrá un resultado tangible. Una de sus fuentes principales deben ser las variadas columnas de la prensa independiente.
Me llama la atención saber la opinión de los visitantes en cuanto a la actitud pasiva de los guatemaltecos, en general. Es casi imposible explicar la falta de comprensión de la ciudadanía, considerada como un todo, de los terribles efectos en sus vidas personales a causa de no expresarse. Por aparte, una visita de 48 horas es a todas luces insuficiente para deshacer el nudo gordiano de la politiquería nacional. Ciertamente, hay trabajos serios en las embajadas y sus gobiernos acerca de esas interioridades, pero me parece mejor si son escuchadas de viva voz o de viva letra periodística, de tanques de pensamiento y de universidades. Su trabajo no debe ser medido por los logros, sino por la oportunidad de establecer contactos de primera mano y sin intención aviesa alguna.