CATALEJO

Los niños invisibles para todos nosotros

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A causa de la urgencia de señalar los peligros para el país como consecuencia de una elección engendradora del aumento de la permanencia de políticos constituidos en verdugos del futuro de los guatemaltecos, no se piensa ni se ha escrito nada sobre la muerte de seis niños indocumentados luego de entrar bajo la responsabilidad de Estados Unidos. Por eso me sacudió el artículo escrito por Álvaro Castellanos Howell el viernes en elPeriódico. El silencio es ominoso: de Jimmy Morales, la Cancillería, las organizaciones locales y foráneas relacionadas con temas de la infancia, la embajada estadounidense, las iglesias tanto católica como no católicas, y, por supuesto, todos los partidos políticos y sus candidatos, pero también todos los ciudadanos.

Castellanos señala con validez la culpa y merecida cárcel para quienes en Guatemala mienten a los pobladores al asegurarle una bienvenida amigable y fraternal al llegar a Estados Unidos. Nunca ha sido así y menos ahora, con el presidente Trump. Concuerdo con la idea de ser una obligación humanitaria la preparación y difusión de campañas contra la inmigración ilegal, pero además señalando el peligro para la vida de los niños, muchas veces separados de sus padres y llevados a lugares localizados a cientos de kilómetros. Es demencial. Ciertamente, el embajador estadounidense Luis Arreaga hizo una declaración al respecto hace algunas semanas, pero no es suficiente. El esfuerzo debe ser multisectorial y constante, pero a mi juicio se justifica el uso de fondos estadounidenses para desalentar a quienes su desesperación los hace pensar en irse.

Dentro de Estados Unidos deben ser alentadas las acciones de algunos senadores y congresistas, preocupados por la terrible realidad de ser imposible, en muchos casos, conocer a dónde fueron llevados los niños ni son tratados. No ayuda para nada a la imagen del país los videos publicados en los medios informativos mostrando a los niños hacinados en jaulas, por estar rodeadas de mallas de gallinero. No es cuestión de políticas partidistas y sin duda estos hechos serán utilizados con propósitos electorales, lo cual también causa rechazo. Es humanidad y respeto a los derechos humanos de esos infantes y de sus madres. Parte el corazón ver fotos de familiares llorando al enterrar a algún pariente reenviado en un ataúd convertido en símbolo de lujo innecesario.

' Urge iniciar una constante y prolongada campaña para advertir a los padres indocumentados del peligro de muerte para sus hijos.

Mario Antonio Sandoval

Fernando del Rincón, en CNN, entrevistó el jueves a una señora relacionada con el respeto a los derechos de los “latinos”, y luego se preguntaba cómo era posible la poca acción de los grupos organizados, con el comentario realista de cómo sería la reacción de la comunidad negra si seis de sus niños murieran mientras estaban bajo custodia de cualquier tipo de autoridad. Cierto. La indolencia facilita los descuidos, cuya recurrencia los puede convertir en parte de una actitud racista. Pero a mi juicio, es la irresponsabilidad de los guatemaltecos, en general, así como su descuido porque se trata de personas —niños, en este caso— ausentes del imaginario nacional y sobre todo de la capital, el área metropolitana y las ciudades del resto de departamentos.

Estos son los nombres de los seis niños. Mariee Juárez, un año y medio, 10 mayo 2018; Jakelin Caal, 7 años, 8 de diciembre; Felipe Gómez Alonzo, 8 años, 24 de diciembre; Juan de León Gutiérrez, 16 años, 30 abril 2019; no identificada, 2 años y medio, en Del Río Texas; Carlos Gregorio Hernández Vásquez, 16 años, 20 de mayo del 2019. No nos dicen nada… los imaginamos como una cifra más y eso es lo causante de vergüenza. Urge una campaña de información a nivel nacional y en todas las lenguas propias del país, además del unificador idioma español. Este artículo desea ser una carta abierta a quienes se interesan por reducir los riesgos a la vida de los infantes. Uno de ellos es emprender el viaje a un sueño americano cada vez más cercano a una pesadilla: ya no solo dejaron desde hace años de ser bien recibidos. Ahora son separados y quedan a su suerte.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.