LIBERAL SIN NEO

Milicias de lo temporal

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Fue noticia que el MP y PNC allanaron el Paraninfo Universitario por denuncia que interpuso la USAC; se hallaron bombas molotov y materiales que típicamente se usan en protestas violentas. Uno de los estudiantes detenidos manifestó que “no hay delitos porque no estábamos haciendo otra cosa que estando en el Paraninfo apoyando a la resistencia que se mantiene en las instalaciones” y otra declaró que “el Paraninfo estaba en resistencia y fue una violación hacia los estudiantes que luchan por la autonomía”. En primera audiencia la juez dictó falta de mérito y liberó a los estudiantes, argumentando que la USAC es autónoma y que “sus estudiantes también tienen derecho a esa soberanía, ese derecho a manifestarse pacíficamente”.

Casualmente el mismo día de estos hechos, leí un artículo de Niall Ferguson titulado La traición de los intelectuales (The Free Press). El artículo examina las implicaciones que se desprenden de las declaraciones de las presidentas de tres universidades de gran prestigio, Harvard, MIT y la Universidad de Pennsylvania, ante la Comisión de Educación del Congreso de EEUU, con relación a manifestaciones de estudiantes en esas y muchas otras universidades, en apoyo a Hamas y llamando a la eliminación del estado de Israel. Un congresista preguntó a una de las académicas si el llamado público a la destrucción de una etnia o cultura estaría protegido por el derecho a la libertad de expresión y sería tolerado por el reglamento de la universidad. La académica respondió; “depende del contexto”.

El titulo del artículo proviene del libro La trahison des clercs (1927), del filósofo y novelista francés Julien Benda; Ferguson usa sus ideas como vehículo para desarrollar el argumento que las universidades han sido capturadas por el dogmatismo y activismo político. Benda acusa a académicos de abandonar la búsqueda de la verdad para promover agendas partisanas corrosivas a la filosofía moral y política.

' Abandonar la búsqueda de la verdad para promover agendas partisanas

Fritz Thomas

El autor del prefacio de la traducción al inglés de La trahison, Mark Lilla, propone que Benda imagina una clase de pensadores sustraídos de la política que durante siglos habían mantenido la vista fija en los ideales eternos de la verdad, la justicia y la belleza, que compartían un sentido de vocación trascendental de protegerlos contra las incursiones del poder y la necesidad. Fueron transformados por la influencia del romanticismo y el historicismo, que los sedujo a pensar que su tarea era transformar al mundo, no simplemente comprenderlo. Los intelectuales modernos se convirtieron en una milicia de lo temporal, arriando a las masas hacia el próximo objetivo histórico.

Ferguson invoca “La ciencia como una vocación” (1917) de Max Weber; el activismo político no tiene lugar en el salón de clase “porque el profeta y el demagogo no caben en la plataforma académica”. Hace mención del Informe Kalvin (1967) de la Universidad de Chicago; “las universidades deben mantenerse independientes de las modas, pasiones y presiones políticas”.

Es cierto que la educación es pieza fundamental de la prosperidad y desarrollo de una sociedad. Una interrogante crítica es si la capacidad transformativa de la educación proviene de inculcar en generaciones jóvenes una misión de “resistencia y lucha”, de promover el activismo político de las instituciones educativas, o, por otra parte, es producto de la formación y preparación de personas con capacidad para producir, servir y pensar de manera crítica. Si la educación es el cultivo de la capacidad de una persona a expresar su potencial, o es instrumento ideal para provocar cambios políticos.

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

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