Misión popular sinodal
En el corazón de cada ciudadano anida la esperanza como deseo y expectativa del bien.

Las comunidades de la parroquia Santa Catarina Mita, Jutiapa, con motivo del Año Jubilar, están empeñadas en el desarrollo de un proyecto denominado “Misión Popular Sinodal para reavivar la Esperanza”, como acción pastoral previa a la peregrinación hacia los lugares jubilares en la diócesis San Francisco de Asís. Se han involucrado los operadores pastorales con sus organizaciones laicales y con la colaboración de laicas/os y presbíteros de algunas parroquias de la misma diócesis.
Reavivar la esperanza que anima a construir la paz y alcanzar el fin último de la misión: “Que la paz reine en esta casa”.
El objetivo del proyecto es infundir aliento a las familias bajo el signo de la esperanza, de tal manera que dicha experiencia misionera en clave sinodal sea “un momento de encuentro vivo y personal con el Señor Jesús, ‘puerta’ de salvación; con Él, a quien la Iglesia tiene la misión de anunciar siempre, en todas partes y a todos como “nuestra esperanza”. (Francisco)
En el corazón de cada ciudadano “anida la esperanza como deseo y expectativa del bien, aun ignorando lo que traerá consigo el mañana”. Compartiendo la vida con estas comunidades, descubro que “la imprevisibilidad del futuro hace surgir sentimientos contrapuestos: de la confianza al temor, de la serenidad al desaliento, de la certeza a la duda”.
Son un pueblo creyente; sin embargo, estos “sentimientos” afloraron con fuerza en la pandemia, pero también ante la carencia de fuentes de trabajo y el creciente empobrecimiento, a pesar de ser un pueblo trabajador y luchador que se rebusca la vida con tenacidad y paciencia. Esto hace que con frecuencia encuentre “personas desanimadas, que miran su futuro con escepticismo y pesimismo, como si nada pudiera ofrecerles felicidad” y el verdadero sentido de la vida. En este contexto desarrollamos la “Misión Popular Sinodal”, para animar a construir la paz como el bien mayor al que aspiramos y alcanzar el fin último de la misión: “Que la paz reine en esta casa”.
El paradigma de la “Misión Popular Sinodal”, como la misión de la Iglesia en el mundo, es el evangelio de este domingo (Lucas 10, 1-12.17.20), cuando “Jesús designó a otros setenta y dos discípulos y los mandó por delante, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir”.
Lo que motiva tal envío es que en el mundo “la cosecha es mucha”, producto de ser amado por Dios y de tantas personas de buen corazón que pasan por la vida amando. Pero se requieren “trabajadores” disponibles para recoger la cosecha, compartirla y seguir sembrando. Es la cosecha de la esperanza en un pueblo resiliente, que desde su fe en el Dios de la vida sabe que la esperanza que lo mantiene en la lucha no defrauda.
La misión, según el criterio de Jesús, parte de una visión positiva y optimista de la historia. Los que hacen el mal son pocos, pero hacen mucho ruido y neutralizan la acción de las personas de bien, o los medios sobredimensionan los hechos de los malos y minusvaloran la acción de las personas de bien.
Sin embargo, Jesús no es ningún ingenuo. Sabe que la misión que propone tiene sus dificultades; la principal es que los misioneros no van como guerreros a conquistar y avasallar a los pueblos, al estilo de los ejércitos del Imperio, sino van “como corderos”, pero en un entorno hostil y depredador de rechazo y amenazas hasta provocar la muerte, como lo demuestra la larga y fecunda historia de martirio que caracteriza la vida de la Iglesia en el mundo, cuya misión se realiza “en medio de lobos”, que hoy se encarnan en sistemas económicos depredadores como el capitalismo que se alimenta de sus víctimas y en sistemas políticos que reproducen formas fascistas y dictatoriales, mancillando la dignidad humana.