CATALEJO
Navidad en Guatemala llena de pesadumbre
Mañana toda la cristiandad celebrará, por ser una de las tradiciones más bellas, el nacimiento del Niño Jesús en el pueblecito de Belén. Independientemente de las interpretaciones religiosas, se recordará al carpintero José y a la muy jovencita María, cuyas condiciones para parir amorosamente a su hijo son casi iguales a las de la mayoría de mujeres por largos dos mil años. La alegría de ese acontecimiento a veces yace oculta en los corazones, pero en demasiadas ocasiones la dura realidad de la vida se impone para opacar ese gozo en muchas personas. Y en el mundo de hoy lo mismo ocurre a los países donde las condiciones sociales y económicas son adversas, a lo cual se agrega ahora la irracionalidad de los politiqueros dedicados al pillaje.
' El mensaje navideño de paz y buena voluntad se refiere a aquellos hombres dispuestos a luchar por conseguirla.
Mario Antonio Sandoval
Por eso puede decirse: Guatemala está apesarada y aunque lo ha estado desde hace muchos años, en los últimos dos gobiernos las causas han aumentado en forma inimaginable. Por eso en muchas casas no podrá reunirse la familia cuando sus miembros residen en algún departamento, ni podrá haber arbolito y en las mesas no habrá tamales ni dinero para celebrar con cohetes o con luces artificiales. Por eso los regalos serán distintos a juguetes: ropa de paca para llenar la necesidad de vestido. Un ejemplo: ocuparán lugar especial entre las personas tristes los deportistas olímpicos, con ilusiones de competir enterradas a causa de la codicia de mal utilizar los fondos para malgastarlos en la campaña, con la complicidad del aparato judicial y del capricho de los dirigentes.
Sufrirán también los artesanos capaces de convertir el barro en los elementos necesarios para el nacimiento, o los encargados de mantener la tradición del gusano de pino, piñitas, las manzanillas o el aserrín de colores para permitir a las familias crear sus versiones hechas con casitas de cartón. Las posadas también están en peligro, así como el ponche, con su respectivo piquete. Quienes usurpan despiadadamente el mando del país no lograrán terminar con esas tradiciones tan simples, tan guatemaltecas, tan nuestras, pero sin duda lo lograrán gracias a seguir manteniendo dentro de la pobreza a la mayor cantidad posible de guatemaltecos. Los corruptos ya están envueltos en la más abyecta corrupción y confían ciegamente en seguir ad eternum con ese poder.
Las oraciones navideñas de los creyentes y los tradicionales villancicos este año deben ser acompañados con el ruego de la intervención divina para terminar esta pesadilla. Los niños, queda clarísimo, son las víctimas más inocentes. Ciertamente, debido a la indigencia de la mayoría de nuestra población, miles —tal vez millones— de niños tienen claro: no recibirán aguinaldo, aunque sea muy pequeño. Pero este año ese número aumentará y lo engrosarán aquellos infantes aún muy pequeños para comprender por qué sus padres no pudieron proporcionales algo. Aunque la Navidad tiene siempre algo de dolor y de nostalgia, esta vez aumentarán esas dos características. Pero no debemos sentirnos vencidos; aun no lo estamos y solo se necesita decir “basta” y actuar.
La Navidad, con su llamado a los hombres de buena voluntad, para encontrar la necesaria paz deben estar dispuestos a enfrentarse a quienes se la quitan, lo cual no implica violencia, sino valentía y serenidad otorgada por el convencimiento de su derecho a mejores presente y futuro. Es un camino de mil millas y eso es solo el primer paso, como dice el proverbio chino. Los romanos decían “si quieres paz, prepárate para la guerra”. Mejor será prepararse para la paz producto de la acción, pues llevará al Bien, porque la paz fruto de la cobardía lleva al Mal. Dicho esto, no creo contradictorio desearles con sinceridad a mis lectores una Navidad tranquila en el hogar, con la familia y los amigos cercanos.