CATALEJO

Novedades políticas en Cuba, Perú y Ecuador

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La anunciada salida del nonagenario Raúl Castro del cargo de primer secretario del omnímodo Partido Comunista Cubano puede considerarse resultado de su naufragante salud. Como su hermano Fidel, es de los políticos a quienes solo la muerte los saca de sus cargos, pero también a causa del total fracaso económico de la isla manejada por esa pareja, etapa iniciada hace 62 años. Gobernó 15 años luego del fallecimiento de quien fue su sombra desde el derrocamiento del dictador Fulgencio Batista; no pudo continuar con el fidelismo y fue derrotado por el tiempo y la tecnología, aunque haya permitido algunas libertades como salir de viaje, permitir el “cuentapropismo” —la mínima empresa privada— así como el internet, aunque caro y muy censurado.

En un sistema de monarquía absoluta de facto, como el cubano, tan dependiente de la fuerza y de la personalidad de quien es aceptado como líder, la real salida en la imagen ciudadana solo ocurre con el fallecimiento. Por eso, aunque lo quiera y anuncie, Raúl Castro no podrá volverse un “soldado raso”, según dijo. Y su heredero Miguel Díaz-Canel, un tecnócrata de 50 años, mientras el renunciante viva tampoco podrá escapar de esa imagen de seguidor incondicional del pensamiento castrista. Pasó el tiempo y los cambios en la situación política mundial provocaron la conversión de la figura de los Castro en personajes del pasado, representantes de una realidad geopolítica ya superada, aunque algunos políticos trasnochados no se hayan dado cuenta.

' Tres acontecimientos políticos distintos despiertan justificadas dudas sobre el futuro inmediato cubano, peruano y ecuatoriano.

Mario Antonio Sandoval

El castrismo causó daños enormes a Guatemala, en cuya historia influyó, sobre todo en la ya olvidada Guerra Fría, por lo cual fueron decenas de miles de conciudadanos quienes murieron durante décadas, con su cauda de asesinados, viudas, huérfanos y dolor. Raúl Castro tuvo un papel preponderante en la creación de los grupos guerrilleros en los 36 años de conflicto armado interno. Nada se puede hacer, excepto conocer lo sucedido, sus causas, situación nacional e internacional. El anuncio del viernes demuestra una tácita aceptación de lo inevitable: la muerte. Cuando eso ocurra se podrá saber cuándo, si ocurren, llegarán los cambios de una Cuba dirigida por Díaz-Canel, pero hoy lo más seguro es apostar por una continuidad política e ideológica del castrismo.

Por aparte, acostumbrados los guatemaltecos a no interesarnos por la situación política sudamericana, es poca la atención a Ecuador y Perú, donde se celebraron elecciones con resultados diversos y contradictorios. En Ecuador ganó en su tercer intento el exbanquero derechista Guillermo Lasso, quien derrotó al oficialista Andrés Arauz, representante del presidente Lenin Moreno y Rafael Correa, los grandes derrotados. Fue sorprendente el avance del candidato indígena Yaku Pérez, quien estuvo a muy poco de clasificar para la segunda vuelta. Ecuador, creo, se dirigirá a un puerto donde haya lugar para libertades, sobre todo en el campo económico, pero no hay nada escrito, aunque parece haber desaparecido la nefasta etapa del correísmo.

El caso de Perú conmueve porque las elecciones de segunda vuelta serán similares a las dos últimas guatemaltecas: se vota por el “menos peor”. En la primera vuelta del 11 de abril el más votado (19%) fue el dirigente sindical marxista Pedro Carrillo, admirador de Abismael Guzmán, del sanguinario Sendero Luminoso, ya desaparecido. Keiko Fujimori (13%), hija del expresidente y dictador, encarcelado hace años y a quien ofrece liberar, le disputará el cargo. Temerosos de un candidato nefasto, los peruanos llevarán a la victoria a su contrincante. En Guatemala, Sandra Torres provocó la victoria del incalificable Jimmy Morales y de quien le sucedió en la Presidencia, Alejandro Giammattei. Por eso, Perú se encuentra a un paso del abismo. De 18 candidatos, en realidad ninguno valía la pena.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.