CATALEJO
Perú votará en contra o por el “menos peor”
Las elecciones de este domingo en Perú se parecerán a las de Guatemala en el 2015 y el 2019: ni siquiera se votará por el menos malo, sino por el “menos peor”, luego de una primera vuelta con la participación de docena y media de aspirantes, la mayoría de ellos alucinados por el poder de un país en el cual, de los últimos presidentes, uno se suicidó para no ser capturado, otro está fuera del país y tres se encuentran presos, todos señalados de corrupción. Los dos aspirantes a gobernar ese país son el marxista declarado José Pedro Castillo, cercano al sanguinario grupo guerrillero Sendero Luminoso, y Keiko Fujimori, hija del corrupto dictador Alberto Fujimori, por cierto vencedor de la mencionada banda terrorista. Votar bajo esas condiciones es malo para cualquier país.
' Perú votará por el menos peor o en contra de un aspirante, lo cual, si no hay pactos serios, es la antesala del desastre.
Mario Antonio Sandoval
Guatemala es ejemplo claro. A fin de no darle la Presidencia a Sandra Torres, el voto fue para el incalificable Jimmy Morales, ahora a salvo de la justicia por haber sido juramentado con nocturnidad por una hija de Sandra Torres, Nadia de León, para integrarse al bueno para nada Parlamento Centroamericano. Y luego, por la misma razón, el solio presidencial cayó en las manos del cuestionado Alejandro Giammattei —quien pelea a brazo partido por ser el peor presidente de la historia de Guatemala—, cuyo nivel de corrupción le hizo comprar de manera oculta vacunas rusas a un intermediario huidizo y pagar la mitad de la millonaria suma antes de recibirla. Y lo peor: es médico. Por eso, Perú no tiene posibilidades de poder salir adelante. Es malo o peor con cualquiera de los dos.
Castillo lo ha dicho claro: es marxista de la vieja y absurda escuela fracasada donde ha sido aplicada. Carece de experiencia y de equipo humano con alguna mediana capacidad de entender las consecuencias en el mundo real de aplicar doctrinas comunistas. En él, ese término no es un adjetivo; es decir, un vocablo usado para calificar a un sustantivo, sino es un sustantivo y por eso una verdad. Hay algunos asuntos en los cuales ambos coinciden, como el aborto, lo cual hace a un lado la posibilidad de ser una razón para votar por ellos. La llegada de Castillo hará al Perú unirse al equipo de países fracasados económicamente, como Venezuela y Argentina, además de provocar un éxodo similar al sufrido por casi un millón y medio de venezolanos.
Por otra parte, Keiko Fujimori, a mi juicio, tampoco es confiable. En este momento se encuentra en una campaña con una serie de promesas con las cuales, en teoría, nadie puede estar en contra, como el respeto a las libertades, entre ellas la de prensa y de emisión del pensamiento, así como la libertad de disentir con el gobierno y respetar las instituciones. Por ello, y no deja de ser irónico, el escritor peruano-español Mario Vargas Llosa ya ha solicitado el voto para quien ejerciera de primera dama, porque evidentemente a su criterio es más fácil convencer a la candidata, a pesar de su pasado, de respetar las bases filosóficas y prácticas del estado republicano. No hay garantía. Además, mucho dependerá de cómo sea el resultado de la integración del Congreso.
Este apoyo de Vargas Llosa es irónico, pues criticó al fujimorismo desde siempre, sobre todo porque perdió con el padre de la aspirante cuando fueron candidatos presidenciales. De darse la victoria, no la creo muy contundente, porque ahora las encuestas dan un 2% más al marxista Castillo, y porque hechos como el autogolpe –en el cual se basó el aprendiz de dictador Jorge Serrano para hacer lo mismo en Guatemala— y otros hechos tremendos causaron el antifujimorismo, mantenido desde entonces. Perú se encuentra ahora en una encrucijada: si vence él, se irá al abismo. Si vence ella, y por algún motivo logra pactos basados en el sentido común, el Perú puede tener algo de oportunidad para no retroceder en los logros económicos, afectados por la prolongada crisis política.