CATALEJO

Plan de AID-IPARD está en riesgo de fracaso

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IPARD son las siglas de Alianza de los Pueblos Indígenas para los Derechos y el Desarrollo, entidad financiada por la Agencia para el Desarrollo Internacional, AID, de Estados Unidos, junto con la Fundación Indígena FSC. Está dispuesta a actuar en Guatemala y por eso se deben conocer sus motivaciones y planes, como expresé en el artículo del miércoles. Al observar el texto de sus objetivos, salta a la vista el empleo de términos amplios, ambiguos, como “implementar y desarrollar la estrategia de visibilidad global”, “informes sobre la coyuntura política y relacionamiento”, “plan de acción de involucramiento de sectores”. A mi juicio es un plan realizado por funcionarios de escritorio, con poca o hasta ninguna experiencia en el mundo real donde se entrecruzan historia, cultura, jurisprudencia, ideología y duración en el tiempo.

' La sociedad guatemalteca tiene como etnia más numerosa a los ladinos, cuyos derechos también deben ser tomados en cuenta y respetados.

Mario Antonio Sandoval

Los territorios de un pueblo no necesariamente coinciden o se entrecruzan con la división administrativa de hoy, o lo hacen en un espacio geográfico donde conviven varias etnias. Las propiedades estatales, privadas, comunales, de hoy en día no pueden ser echadas a un lado por motivo de tradición. Nadie aceptaría, por ejemplo, reconocer como pertenecientes a una tribu estadounidenses las tierras de New York antes de la llegada de los occidentales. En el caso de Guatemala, el territorio q´eqchi, otro ejemplo, abarca varios departamentos y a eso se agrega no haberse tomado en cuenta al idioma en su papel de vínculo de comunicación y el puente para permitir comunicarse con el resto del país y con el mundo. Puede ser el inglés, pero eso es culturicidio.

En casi la totalidad del país existen propietarios nuevos, gracias a venta, conquista o despojos, esta última la forma más común de apoderarse de tierras por los conquistadores provenientes de cualquier país europeo. A consecuencia de la polarización y el extremismo causados hoy en todo el mundo, como es el absurdo caso del derrumbamiento de estatuas de generales del Sur en Estados Unidos, se está tratando de negar la historia a causa de las barbaridades cometidas a partir de la llegada de Colón. Si en Guatemala los derechos de los pueblos indígenas son confundidos con exageraciones como las señaladas, el único resultado será aumentar las divisiones ya existentes, en un mundo donde se impone unificación. A propósito: Centroamérica desunida no tiene futuro.

El tema legal es fuente de problemas. Se debe saber cuál sistema jurídico prevalece en casos de personas de diversas etnias involucradas en una diferencia de criterio, delito o incluso crimen. IPARD no puede olvidar al grupo étnico mayor en el país: el ladino, en cuyas venas puede correr sangre europea, indígena, etcétera, pero en porcentaje no mayoritario y entonces es válido hablar de un nuevo grupo humano ajeno a quienes se mezclaron hace muchas generaciones. Este segmento poblacional no habla las lenguas indígenas ni los idiomas europeos, y tampoco se siente identificado con ninguno de ellos, pero sin duda tiene derecho a ser tomado en cuenta, sobre si todo hay un plan de intervenir con exclusividad en beneficio de un segmento étnico del país.

Sencillamente fracasa, al llevar a un caos y complica los graves problemas existentes, permitir a cualquiera hacer cualquier cosa, en cualquier lugar, en cualquier momento, con cualquier tipo de normas. Señalarlo no significa rechazar de tajo la idea de la AID. Simplemente le permite a quienes lo han planificado, ojalá con buenas intenciones, prever sus resultados negativos si se deja como está. Se despertarán fuertes discusiones, cuya utilidad desaparece cuando se actúa con simplismo intelectual y capricho por obtener logros a corto plazo, aunque sean malos sus resultados a la larga. Creo fundamental establecer un orden de acciones, pues si cada uno se dedica a hacer aquello bueno, o mejor, según su particular criterio, debe procurar no fallar ni empeorar las cosas.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.