CATALEJO

Ricky López: un artista y testigo con la cámara

|

La larga experiencia de Ricky López Bruni y su amor a Guatemala por medio de dejar testimonio de fotos y desde hace menor tiempo también filmaciones, son evidentes y conocidas por un buen número de guatemaltecos agradecidos por esa tarea tan difícil, exigente de una paciencia de la cual él tiene a manos llenas. Ya mucho de su trabajo, al ser expuesto al público, le permite a quienes lo ven darse cuenta de cómo era el país cuando él comenzó, cómo está ahora y cómo puede llegar a estar si no se amplía en los guatemaltecos el deseo por ver la tierra donde nacieron con ojos de cariño, sorpresa, admiración y orgullo, pero también con la conciencia de ser una mínima parte del planeta Tierra y también de la cercana luna, fundamental para la vida humana.

El más reciente e impresionante logro de Ricky, amigo de muchos años, es haber logrado la presentación de numerosas muestras del arte maya para ser exhibidas varias semanas en el Museo Metropolitano de Arte en New York. Es un logro impresionante, pero no el único. Posee muchos más, de materias distintas, y tiene en el campo de la fotografía algunas para él muy satisfactorias, como haber retratado al papa Juan Pablo Segundo en su primera visita a Guatemala. No tengo idea de cuántas fotos habrá tomado, pero su colección sin duda alguna alcanza una decenas de miles. La fotografía y las filmaciones son su vida, en el sentido de hacer algo básicamente porque le gusta, y también no es egoísta, al compartir sus conocimientos con otros fotógrafos nacionales.

' Pasar la exposición de fotos y objetos de arte maya en el museo MET de New York es su más reciente aporte a Guatemala.

Mario Antonio Sandoval

A mi criterio, es mayor la satisfacción personal derivada de la la toma de fotos, porque en un 125avo de segundo captan momentos para todo tipo de historia. La tecnología actual otorga ventajas para la fotografía porque facilita la escogencia de la mejor. Quienes iniciamos este pasatiempo (ya se acepta hobby en español) en una época hoy considerada tecnológicamente histórica, debíamos aprender y practicar velocidad, asa de la película, campo focal, todo en pocas fotos porque los rollos, caros, tenían solo 36 exposiciones. Los celulares y cámaras son cada vez más completos, pero se mantiene la calidad y conocimiento de quien las toma. Por esas dificultades hicieron nacer especializaciones, entre ellas el fotógrafo periodístico, con sus normas propias y con el peligro de estar en los frentes de batalla cuando su trabajo es registrar una guerra.

Siempre sigue valiendo la frase: no hay malas cámaras; hay malos fotógrafos. Lo menciono porque Ricky puede tomar excelentes fotos con un celular de los anteriores o con una cámara de las descontinuadas o las actuales. En el retrato, esa calidad se demuestra cuando la foto capta la esencia del alma de la persona. Los retratistas son algunos de los profesionales más exigentes porque el primer admirador de la foto debe ser quien la planificó y tomó. Para analizar de una manera correcta la obra de Ricky es necesario saber o intuir todo aquello escondido, aun ahora con la tecnología, para saber no solo si esa obra de arte gusta, emociona, causa dolor, alegría o rechazo. No hay sustituto para la calidad, ni para la capacidad de ser versátil en los temas escogidos.

De las fotos de Ricky recuerdo una de guacamayas azules volando, de un quetzal saliendo de su nido, de una vista muy nueva de las alfombras de la Antigua para Semana Santa, volcanes en erupción, flores, telas típicas, rostros de guatemaltecos, comida chapina, volcanes, etcétera. Sus aventuras por la selva, en búsqueda de fotos y de videos, nos permiten ver las numerosas especies de nuestro entorno, e incluso las fotos de él, autorretratos o no, hacen sobresalir esa mirada serena de quien está en lo suyo ya sea en Guatemala o en el extranjero. Decirle gracias es insuficiente. Se le debe ver a los ojos y señalándolo con el dedo índice, decirle: ¡Nuestros hijos y nietos tienen suerte!

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.