Catalejo

Rubio puede eliminar cadenas a los retornados

Es inadmisible recibir encadenados a guatemaltecos a quienes no se les comprueben hechos delictivos o criminales.

Marco Rubio, el Secretario de Estado de Donald Trump y el primero de habla española nativa, llegará mañana para iniciar una breve visita a Centroamérica, en su primera misión como tal. Bernardo Arévalo debe tener claro cuáles deben ser los mínimos resultados positivos para Guatemala, cuáles de las propuestas pueden ser aceptadas si no vienen con el envoltorio de imposiciones, para así salvaguardar la soberanía nacional, aunque la “real politik” sea como es. Este nuevo alto funcionario, descendiente de emigrantes cubanos y nacido en Miami, ha sido catalogado como un “halcón” de la misma especie de quien lo sugirió en el puesto, logrado con una abrumadora mayoría de 98 de 100 votos en el Senado. La visita puede ser un gana-gana o un pierde-pierde.


El espinoso asunto de los indocumentados guatemaltecos capturados en las iniciales redadas adquirió importancia aún mayor con la oficial foto del avión militar donde fueron transportados. Traían los pies con doble cadena suficiente para permitirles caminar y es necesario saber si se trata, o no, de gente juzgada y condenada por delitos o crímenes, como anunció Trump. Esto debe ser aclarado porque es nuevo y por tanto, esas cadenas los señalan tácitamente como tales. Pero si no han sido juzgados, la única y terrible explicación es el racismo y la criminalización por simple apariencia física. Eso viola los derechos humanos —o civiles, como se les define en Estados Unidos—. Hay un agravante: el encadenamiento tiene una carga histórica relacionada con la esclavitud.

El país solo puede recibir 18 vuelos semanales y el total de los indocumentados chapines es de 1,8 millones, equivalentes a 18 mil vuelos de cien personas cada uno, y hacerlo tomaría 115 años. Imposible.


Por eso es un tema fundamental para el gobierno, este o cualquier otro, pues los guatemaltecos obligados a emigrar por obligación quedan a la deriva, olvidados por su país y ahora perseguidos con anunciada ferocidad. Marco Rubio debería recibir con insistencia la realidad económica de los indocumentados para Guatemala pero también para Estados Unidos. Cifras publicadas por CNN sobre los deportados indican: 2020, 29,790; 2021, 7,778; 2022, 6,612; 2023, 20,277 y 2024, 66,435. (Total: 130,892). El país solo puede recibir 18 vuelos semanales y el total de los indocumentados chapines es de 1,8 millones, equivalentes a 18 mil vuelos de cien personas cada uno, y hacerlo tomaría 115 años. Imposible. Demuestra la necesidad de acuerdos realistas.


Derivado de esto es imposible para nuestro país aceptar convertirse en un tercer país seguro, porque ya tiene demasiados inmigrantes ilegales, aunque no delincuentes, de paso hacia el norte y provenientes de Venezuela y otros lugares, a quienes cada vez con más frecuencia se les ve deambulando por las calles capitalinas y de ciudades situadas al oriente. Los indocumentados son una realidad innegable en Estados Unidos, pero la solución puede ser conjunta, consensuada y sobre todo bien analizada con Guatemala para resolver la situación de los miles de compatriotas, en un esfuerzo gubernativo y del sector privado, organizado o no, en un esfuerzo concentrado con un objetivo escogido y fijo. No puede ser inmediato para así evitar efectos contraproducentes.


El gobierno, por su parte, puede aceptar algunos de los criterios estadounidenses, porque precisamente debe buscar un acuerdo consensuado, aunque sea con el fin de buscar el menor de los males. El resultado de esta primera gira y las posiciones de Honduras y El Salvador también son parte de este rompecabezas diplomático. Los tres tienen realidades distintas pero también problemas similares, y la comprensión de las necesidades reales de la zona centroamericana llevará a convertirse en la mitad de la solución, como indica el adagio. La principal diferencia es marcada por Nicaragua y su dictadura ortega-murillo-somocista y la aceptación de la diversidad de las realidades políticas del resto del istmo. El reto tiene, como es evidente, numerosas y difíciles facetas.

ESCRITO POR:
Mario Antonio Sandoval
Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.