CATALEJO

Tecnología facilita hacer una real política

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Los avances tecnológicos, sobre todo en la comunicación, tienen entre sus inesperadas consecuencias la de permitir hacer política verdadera, porque la ciudadanía se entera en pocos segundos o simultáneamente del accionar de quienes han sido electos para puestos públicos e integran partidos también verdaderamente políticos, así como de las instituciones económicas, sociales, académicas, empresariales, sindicales y demás, relacionadas con la vida nacional. Dentro de una sociedad democrática debe permanecer la separación entre el Estado y la Iglesia de cualquier criterio en ese tema. La razón de impedir el entrometimiento eclesiástico se debe a la diferencia de anchura del camino ético y por ello en la corrección, en la política y en el fundamento religioso.

' La ciudadanía se convence cada vez más de lo inaceptable de que, durante años, los politiqueros y sus amos se han estado burlando del país.

Mario Antonio Sandoval

La política, como vocablo, es definida en el Diccionario de la Lengua Española como aquello perteneciente al gobierno de los Estados o lo relativo a la doctrina. Entonces, la actividad política sin doctrina, sin ideología definida, no puede ser considerada como tal. Desde la Lingüística y también desde la realidad objetiva, esta forma de ejercicio del poder, centrado sin excepciones en una serie de ideas casi siempre difusas o no definidas son, por tanto, fáciles de ser interpretadas casi en cualquier forma. El simplismo actual de discutir y desgañitarse en el marco de izquierdas y derechas, considerándolas en el orden que fuere como el compendio de lo bueno y lo malo, es un maniqueísmo, blanco y negro, y excluyente, para terminar de ajustar.

La política verdadera necesita de partidos en los cuales radique la aplicación de los criterios filosóficos de cómo manejar el Estado, sobre la base de buscar el bien común, lo cual no significa igualdad en la raza humana, cuya característica principal es su individualidad, complementada con la serie de condicionantes de su forma de ser: en el campo biológico, cómo fueron los primeros cinco años de la infancia; en cuanto a su nutrición, porque de ahí parte cómo se desarrollan las características de sus capacidades. Esta etapa, cuando se pierde, no es posible de ninguna manera recuperarla. Es la base del subdesarrollo educativo, en el sentido de la capacidad de aprendizaje. A estos elementos se agregan las circunstancias históricas y sociales, entre otras.

En Guatemala, la tecnología básica –me refiero a las computadoras— no llega a la totalidad de la población, sobre todo infantil, pero es imparable, aunque tenga algunos aspectos negativos. Los ciudadanos de todo el país tienen la posibilidad de enterarse de las mezquindades de los politiqueros y de quienes los manejan. Debido a ello, cuando ocurren manifestaciones como las de noviembre último y las del 2015, no importa la presencia física, fácilmente cuantificable, sino el inmensurable número de ciudadanos no solo testigos de los sucesos, sino también con la posibilidad de tomar decisiones y engrosar la cada vez mayor masa de inconformes. Ciertamente hay infiltrados y también estúpidos, pero la mayoría de jóvenes ya tienen espíritu crítico, están actuando y son la mayoría de la población adulta del país, autorizados constitucionalmente a hacerse escuchar.

La tecnología facilita hacer un gobierno aceptable, cuando se toma conciencia del final, ya acontecido o muy cercano, de los tiempos del engaño burdo. La incapacidad enciclopédica de quienes llegaron al mando del país les hace andar buscando culpables, sin identificarse ellos como tales. Es en ese marco de realidad desde donde se debe analizar la necesidad de cambios inmediatos, como el de quienes han traicionado sus promesas de campaña, y la necesidad de sacar a quienes se han burlado del Congreso, ahora con mayoría de impresentables, pero también de los alcaldes. El cambio es posible. Las crisis han ocurrido a lo largo de toda la historia de la humanidad. La democracia está tambaleándose en todo el mundo, pero, sin cambios oportunos y profundos, solo se le abrirá la puerta a la anarquía.

ESCRITO POR:

Mario Antonio Sandoval

Periodista desde 1966. Presidente de Guatevisión. Catedrático de Ética y de Redacción Periodística en las universidades Landívar, San Carlos de Guatemala y Francisco Marroquín. Exdirector de la Academia Guatemalteca de la Lengua.