Terquedad, característica de mandatarios inseguros
Las características de la personalidad de los mandatarios, cuando no son sólidas, los hacen tomar decisiones equivocadas.

Quien es terco, obstinado, también resulta ser tenaz y empecinado. Cuando esas características de la personalidad individual se presentan en quienes encabezan un gobierno, sobre todo producto de elecciones, se convierten en la fuente de problemas, ya sea al inicio de su período o cuando este llega y pasa de la mitad del tiempo legalmente logrado gracias al voto popular. Pero esa característica esconde otra: la de inseguridad, aunque esto parezca imposible. Se parece al caso de quienes esconden su debilidad de criterio utilizando lenguaje a gritos y gestos bruscos, lo cual ha sido estudiado desde hace tiempo por psicólogos y psiquiatras. Esto se nota sobre todo cuando la fuerza de los argumentos está en su manera firme pero calmada de presentarlos.
Las características de la personalidad de los mandatarios, cuando no son sólidas, los hacen tomar decisiones equivocadas.
Creo conveniente explicar esto al aplicarlo a tres políticos muy conocidos por los guatemaltecos: Donald Trump, Nayib Bukele y Bernardo Arévalo, todos con situaciones políticas muy distintas, pero también en algunos aspectos o parecidos en cada uno de sus países. Evidentemente, el alcance de los efectos en la sociedad mundial actual en el caso del ocupante de la Casa Blanca son inmensamente mayores, como consecuencia de la enorme capacidad económica y militar de ese país, ahora afectado en solo dos meses de gobierno por algunas de las decisiones relativas a Ucrania, Canadá, México, Panamá, Europa, todas amenazadas de contraproducentes aranceles en contra de los ciudadanos estadounidenses, por ello ya muy molestos.
Trump se caracteriza por no aceptar errores, aunque sean evidentes, y echar la culpa a otras personas, incluyendo quienes pertenecen a su círculo íntimo de gobierno, aunque la mayoría de las veces defiende a capa y espada a estas personas. No es importante en esto analizar si son capaces o no, si tienen experiencia. Lo básico es pertenecer a su círculo, integrado y encabezado por multimillonarios, encabezados por Elon Musk, el hombre más rico del planeta. La terquedad además consiste en considerar a estas personas como las mejores para cualquier trabajo necesario en un gobierno, y aceptar la tala con motosierra, no meditada. Por eso ha perdido miles de millones de dólares, aunque Trump haya llegado al extremo de anunciar sus productos en la misma Casa Blanca.
Bukele es parecido. Sus éxitos para eliminar a las maras se deben a su poder total en todo, y ya ha mencionado indirectamente su intención de alargar el período presidencial, así como recibir a maleantes para encerrarlos en la cárcel mayor de Centroamérica. Por supuesto, su popularidad es enorme porque fue la desesperación la causante de su llegada al puesto. Y finalmente, Arévalo insiste en mantener cerca de él a una serie de personajes solo porque pertenecen a su partido Semilla, cuyas acciones —como el autoaumento de sueldo a los diputados— ya evidencian una disminución de la popularidad y de la verdadera razón de su presidencia: evitar la llegada de Sandra Torres, quien ahora es acusada por un traficante mexicano de haber recibido dinero del narco para la campaña de Colom.
La inseguridad, a mi juicio, se presenta de muchas maneras. La forma de hablar a gritos, por ejemplo, de hacerlo en forma convincente o con largos lapsos antes de responder preguntas y además, de dejar la solución para después, luego de mesas de diálogo cuyo efecto por lo general llega demasiado tarde y deja la sensación de no tener claro qué decir. Señalar esto no tiene como fin criticar en forma directa a la persona, sino al funcionario a cargo de cualquiera de las fases del gobierno. Incluso se puede mantener una cantidad de cierto apoyo, pero cada vez es menos, y en política, lo peor para un político es perderlo porque por lo general se convierte en un rechazo profundo, con posibilidades de llegar a lo visceral. La terquedad, entonces, acaba con carreras políticas.