CATALEJO
Tragedia nacional urgida de atención
Las lluvias de los últimos días tienen al país de rodillas. El huracán Eta, surgido en aguas caribeñas y ensañado contra Nicaragua y Honduras, ha tenido también efectos muy serios en el territorio guatemalteco, donde el aumento, aunque sea poco, de las precipitaciones pluviales en pocas horas ha causado preocupación y dolor a los ciudadanos residentes en varios departamentos de la parte nororiental del país, así como daños materiales no solo espectaculares por ser escalofriantes, pero con efectos de seguro muy largos en el tiempo. La destrucción o daños irreparables a los puentes, por ejemplo, y a las carreteras aumentará los daños económicos causados de manera directa o indirecta por las medidas tomadas por la emergencia sanitaria del coronavirus.
' Pasar por encima es una frase claramente relacionada con la violencia, el atropello, el agravio y/o el abuso del poder.
Mario Antonio Sandoval
Ayer por la mañana me llegó por WhatsApp un mensaje enviado por una angustiada mujer, cuya voz trémula implicaba desesperación, porque el agua “está llegando a las fincas, estamos en el techo de la iglesia y por favor rogamos el envío de ayuda para rescatarnos”. El aumento del cauce de los ríos, cuyas aguas cubren áreas con casas en municipios o aldeas implica además la segura posibilidad de derrumbes, deslaves y otros desastres derivados de la deforestación, el maltrato a la madre naturaleza y el aumento de la población. Recuerdo cuando esos inviernos desmesurados ocurrían cada veinte años. Hubo uno en 1969 y el otro en 1989, y me acuerdo de ellos porque recorrí por aire las áreas afectadas como parte de mi labor reporteril. Ahora ocurren cada año.
Urge entonces enviar ayuda inmediata por aire y por cualquier otro medio de transporte a las aldeas abandonadas en las montañas, así como trabajar para permitir el paso por tierra hacia ciudades como Cobán, por ejemplo, incomunicadas por tierra a causa de la destrucción de puentes o derrumbes en los caminos. Se justifica declarar un estado de Emergencia, pero entonces es imperativo exigir al presidente Alejandro Giammattei su participación directa para ordenar a quienes manejen cualquier tipo de recurso, hacerlo con responsabilidad y honradez y, por tanto, evitar la corrupción, el mayor daño sufrido por este gobierno y él en lo personal, especialmente por el tipo de gente llevada al Ejecutivo, en su mayoría oscura, malintencionada o ignorante de las tareas de obligado cumplimiento.
Los guatemaltecos, en el inconsciente colectivo, tenemos la imagen de los terremotos como las mayores tragedias naturales del país. En efecto, son espectaculares y pueden causar daños terribles, pero ocurren en lapsos muy extensos. Guatemala puede esperar un gran terremoto similar al de 1976, cada 80 años o algo así. Hay temblores constantes a veces aumentados en frecuencia, como es el caso de este año, cuando el Insivumeh emite informes constantes de movimientos telúricos en la parte sur del país y su área dentro del océano Pacífico. Esto puede indicar la proximidad de un gran terremoto dentro de un plazo imposible de definir pero sin duda cercano en el tiempo terráqueo, o inminente en términos geológicos, medidos en siglos y no en horas.
Sin embargo, son los inviernos las fuentes de mayores tragedias humanas y económicas, porque ahora ocurren todos los años como efecto de la acción humana en el planeta. Este huracán se formó en el Caribe y los actuales días lluviosos y nublados son un efecto, y a la vez la causa de la posible paralización del país, ahora por razones de los daños multiplicados, especialmente, por la corrupción en cualquiera de sus múltiples manifestaciones. Tratar los problemas del ambiente desde perspectivas ideológicas o políticas simplistas es una aberración. Las generaciones posteriores de seguro se reirán con incredulidad cuando se enteren de los argumentos esgrimidos para poner en riesgo toda vida humana.