Liberal sin neo

Un futuro distópico, pero posible

La desigualdad desaparecería; hay concentrado para todos.

El futuro es incierto y hay toda clase de predicciones sobre dónde podría estar la humanidad a fin de siglo. Numerosos científicos y organizaciones proponen que los humanos deben apresurarse a cambiar su conducta o el mundo perecerá; no llegaremos a fin de siglo. Sin hacer una predicción, sino plantear un escenario posible, a fin de siglo podríamos tener un gobierno mundial que provee a todos de tres tiempos y dos refacciones diarias de concentrado para humanos. Los científicos habrían demostrado que este concentrado altamente nutritivo es la dieta ideal para todo ser humano. Sería absolutamente delicioso. Las autoridades prohibirían todo alimento que no fuera el concentrado. Los beneficios serían enormes: salvar al planeta y a la humanidad. La desigualdad desaparecería; hay concentrado para todos, dispensado gratuitamente por el gobierno del mundo.

Los beneficios serían enormes; salvar al planeta y a la humanidad.

Un poco de historia. Hacia 2060 se habrían alcanzado muchos de los objetivos del siglo XXI; la producción y consumo de productos del petróleo, gas y sus derivados estaba proscrita. Las economías de países industrializados y democráticos colapsaron, las de países pobres retrocedieron. Siguieron numerosos levantamientos populares en diferentes partes del mundo, que fueron sofocados con brutalidad. Los gobiernos se fueron haciendo más autoritarios, apoyados por numerosas investigaciones científicas que demostraban que cuanta más autonomía y libertad tuviera una población, contribuía más a la desigualdad, al desorden social y al calentamiento global. Se prohibió la producción y consumo de largas listas de artículos “innecesarios y dañinos”.

Los enormes complejos de paneles solares y torres de viento competían con la agricultura por el uso de la tierra, los mares se llenaban de vastos complejos de aparatos para capturar la energía del sol y el viento. Para entonces los científicos insistían en que la flatulencia de las vacas, cerdos y gallinas sería el principal causante, impidiendo alcanzar la meta de frenar cambios en la temperatura promedio del mundo. Fue en 2065 que todos los países ratificaron el mandato de la ONU, prohibiendo la producción y consumo de ganado vacuno, porcino y avícola. Científicos y líderes políticos habían arribado a la dolorosa pero infalible conclusión de que a los seres humanos no podía confiárseles la responsabilidad de decidir por ellos mismos que comer.

Los gobiernos se tornaron más autoritarios y confiscatorios ante la necesidad de combatir los cárteles del bistec, del chicharrón y de la pechuga. Lo que habían sido laboratorios para producir carne sintética y proteína de insectos se convirtieron en gigantescas fábricas.

Hacia 2070 había más pobreza en el mundo, pero menos desigualdad. Fue al final de esa década que surgió evidencia de cómo las carnes sintéticas y proteína de insectos causaban epidemias de enfermedades y daños genéticos. La radiación de paneles solares redujo drásticamente la tasa de natalidad y las torres eólicas acabaron con los pájaros, la vida en los mares se extinguió.

Fue en 2080 que las autoridades, siguiendo la ciencia, hicieron obligatoria la implantación de un microprocesador a todo ser humano al que se le permitiera nacer. Científicos encontraron el gen de la obediencia y sumisión; se hizo obligatoria su exacerbación previo a otorgar licencia para nacer. Ya hacía décadas que el dinero era digital y los gobiernos acreditaban y debitaban la cuenta de cada persona de acuerdo con su conducta social y ambiental.

En 2095 se consolidó el gobierno mundial. Los científicos descubrieron el alimento perfecto. ¡Qué rico el concentrado! 

ESCRITO POR:

Fritz Thomas

Doctor en Economía y profesor universitario. Fue gerente de la Bolsa de Valores Nacional, de Maya Holdings, Ltd., y cofundador del Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN).

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