PRESTO NON TROPPO

Una breve despedida

A partir de un ahora lejano 29 de noviembre de 1991, hasta la fecha he tenido la ocasión de escribir y publicar más de 1 mil 300 notas en este medio. Siempre dentro de los límites generales de una columna semanal de opinión, pero con la más absoluta libertad formal. “Presto non troppo” ha llegado a convertirse en un referente del comentario periodístico cultural en este país, bastante más allá de una simple colección de noticias o, en el menos afortunado de los casos, aquel tipo de declaración que se pretende hacer pasar por la evaluación estética de un acto artístico.

' Gracias a quienes me han favorecido con su lectura, domingo a domingo, a lo largo de tantos años.

Paulo Alvarado

Por circunstancias y por temporadas, con una menor o una mayor extensión, desde la gaceta mínima hasta la página entera e ilustrada, este espacio ha ostentado la cualidad de transfigurarse una y otra vez en crónica, crítica, ensayo, reportaje, invitación informativa, reflexión filosófica, entrevista e inclusive texto experimental, lejos de los cánones de un periodismo rancio y poco propositivo. Debo agradecer, muy particularmente, que también desde un principio esta columna ha contado con el más irrestricto respeto de los editores de Prensa Libre en cuanto al modo en que se han abordado su temática general y sus contenidos. Ha sido de lo más gratificante no haber enfrentado nunca la censura ni la reprobación por lo aquí expresado, aun en el caso de tener que destacar realidades duras e incómodas.

A la vez, es esta la oportunidad de agradecer a todas y a todos los que me han acompañado en este viaje durante más de 27 años… Sus múltiples y continuos intercambios, así como sus observaciones y sugerencias han alimentado este espacio y lo han enriquecido de muchas maneras. Gracias a quienes me invitaron a formar parte del diario; a quienes no han dudado en defender la relevancia de estos aportes; a quienes alguna vez me confiaron haber identificado el valor instructivo de estos textos. Ahora yo igualmente declaro haberme instruido con sus acotaciones y ampliaciones en torno a lo que me he permitido compartirles. Siempre con entusiasmo, a ratos con mucha vehemencia, siempre con la intención de contribuir a conocer y a mejorar las condiciones del arte en el contexto de la sociedad guatemalteca.

Si en este momento hago estas aclaraciones, es pensando en quienes han tenido la paciencia de favorecerme con su lectura, domingo a domingo, a lo largo de tantos años, y para quienes el título de esta nota quizá se habrá antojado muy escueto y hermético. Sin embargo, a veces conviene apurar el paso cuando las perspectivas que se presentan a futuro son de otra magnitud y conllevan otras implicaciones. Por eso, informo que me retiro como columnista de este medio de comunicación en consideración de las normativas internas de esta empresa, en relación con mi adhesión a la propuesta de un partido político durante el próximo proceso electoral y con la intención, ciertamente, de obviar cualquier tipo de conflicto de intereses.

Así pues, en lo que se traduce esta breve despedida no es un adiós definitivo ni una desbandada sin probabilidades de volvernos a encontrar, sino un hasta luego. Mientras llega el tiempo de que concurramos nuevamente, deseo de todo corazón que este vacío se pueble de nuevas proposiciones para las lectoras y los lectores. Que vengan nuevas plumas y que sean capaces de transmitir la misma fascinación que en nosotros han producido la investigación, el estudio, la promoción y la divulgación de las artes y de la cultura artística, en especial las de Guatemala, diversas, profundas, valiosas, importantes, decididamente celebratorias de la vida.

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