HAGAMOS LA DIFERENCIA

Y de pronto… el mundo cambió

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Mientras la pandemia del COVID-19 sigue expandiéndose por todo el mundo, provocando muerte, el mundo cambió. Ahora ya no son importantes las diversiones masivas, el deporte, los espectáculos. Como lo expresó una científica española “ustedes le dan a un futbolista un millón de euros por mes, mientras a un científico mil ochocientos euros. Ahora buscan el tratamiento para este virus; entonces, busquen a Cristiano Ronaldo o a Messi para que encuentren la cura”. Aunque el ejemplo no es totalmente comparable, sí es cierto que los gobiernos deciden dar más recursos a políticos inescrupulosos que a profesionales y científicos que puedan apoyar en este tipo de crisis, basta ver los salarios que devengan los médicos y lo destinado a investigación en Guatemala. Después del frenético y estresante esfuerzo laboral, de pronto regresamos a nuestras casas, la familia es importante, días sin detenernos a compartir en familia, ahora estamos juntos, nos reunimos, oramos, comemos y pensamos juntos. El ambiente tomó un respiro, son impresionantes las fotos aéreas del antes y el de ahora, que los vehículos no están en las calles, el ver cómo los animales deambulan libremente llena de esperanza. Mientras, las personas entran en pánico y luego de una deliberada vida intelectual y de placer, de pronto vuelven su pensamiento a Dios, buscando respuestas. China y EE. UU. se acusan mutuamente de “fabricar” el virus y utilizarlo para un nuevo orden mundial. Los países asiáticos nos están dando ejemplo, China ha reducido a cero sus contagios internos, Taiwán y Corea del Sur demuestran que sus sistemas sanitarios son eficientes. Los europeos, a excepción de unos pocos, como Alemania, están en crisis. Italia superó ya el número de muertos en China, y España está descontrolada. EE. UU. se durmió. Ahora está reaccionando, y están pagando las consecuencias. México ignoró el problema, y no se sabe qué está sucediendo en su territorio. El Salvador ha dado una cátedra magistral en el tratamiento del problema.

' La pandemia del COVID-19 cambió el mundo; ahora, son otras las cosas importantes.

Samuel Reyes Gómez

Afortunadamente, Guatemala tiene en la Presidencia a un profesional médico que entiende la situación, se expresa que Dios lo tenía preparado, pues en el cuarto intento llega en el momento justo a la silla presidencial. Como alguien expresó, nos salvamos por dos meses. Se han tomado medidas adecuadas. Sé que han sido difíciles para el presidente las negociaciones con el Cacif y los grupos de poder, pero les ha hecho comprender la importancia de acatar instrucciones presidenciales. Logró que aceptaran un toque de queda de por lo menos 12 horas, aunque debió de ser las 24 horas, en estos momentos que son los más críticos en el crecimiento del número de casos. En el momento de escribir este artículo —domingo 22 de marzo—, las predicciones estadísticas de personas confirmadas con coronavirus se habían cumplido, para el 20 se habían pronosticado 13 pacientes y llevábamos 12, el 21 se pronosticaban 19 y estaban confirmados 18. Sin embargo, para el 22 el pronóstico es de 27 personas infectadas, y el número es ahora de 19, muestra un pequeño punto de inflexión, ojalá logremos sostenerlo y respetemos las disposiciones, pues las predicciones son desalentadoras, para fin de mes tendríamos 700 infectados, llegaríamos al pico en unos 45 días con 70 mil infectados.

Se convocó a ayuno el sábado pasado. Un presidente que actúa, pero que está poniendo su fe en Dios. Como dice el dicho: “Se está orando, pero con el mazo dando”. Las medidas han sido buenas. Esperamos que tengan resultados, la negociación para el paro laboral fue por ocho días, pero deberían ser 22 días, para que esa pequeña inflexión se mantenga y aplane la curva de crecimiento. Lo importante es también que la población obedezca y busque cómo ser productiva desde casa. La tecnología permite muchas labores desde el hogar, y eso es bueno: descongestionará calles, desintoxicará el ambiente, reducirá el estrés, unirá familias.

ESCRITO POR:

Samuel Reyes Gómez

Doctor en Ciencias de la Investigación. Ingeniero agrónomo. Perito agrónomo. Docente universitario. Especialista en análisis de datos, proyectos, educación digital. Cristiano evangélico.

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