IDEAS
¿Cuál crisis?
Estamos en una crisis, pero no nos creamos el cuento de que es de los guatemaltecos. Es una crisis de los politiqueros corruptos que ven cómo salen a luz las transas que quisieran que se mantuvieran ocultas. Para el resto de guatemaltecos es una gran oportunidad. Lo importante es si vamos a aprovecharla para presionar hasta que se llegue al fondo de la corrupción o nos quedaremos contentos con que algunos pocos peones sean sacrificados en el altar de la continuidad de la Cicig, pero la corrupción y sus líderes sigan vivitos, coleando y robando. ¿Qué vamos a hacer?
Desde hace tiempo he expresado categóricamente que el problema de Guatemala es la corrupción. La misma ha permeado casi todo el sector público y a casi todos los que negocian con el Gobierno. Ninguno de los organismos del Gobierno e instituciones de justicia se salvan de estar infiltradas en mayor o menor grado por los corruptos. Todos conocemos casos de personas que antes de llegar al ejercicio del poder o de ser “contratistas del Estado” no tenían petate en qué caer muertas y luego de su paso por el chorro de fondos de los tributarios resultan nuevas ricas. Desde alcaldes y sus funcionarios en el municipio más pobre de Guatemala hasta los presidentes.
Hasta la fecha, todo esto se había quedado en rumores y suposiciones; sin embargo, ahora vemos que si las personas encargadas de velar porque se cumpla la ley hacen su trabajo, se puede romper la impunidad. Este es un primer atisbo —con implicaciones legales— de toda la porquería que se mueve en la administración pública. Pero es apenas eso, un atisbo. En los medios de comunicación casi todos los días vemos denuncias de robos, grandes y pequeños, cometidos por funcionarios públicos, pero estos nunca se persiguen. ¿Será que ahora sí se va a perseguir a los corruptos?
En el caso de la SAT, lamentablemente, vemos que se ha quedado a medias. Se han guardado muy bien de no acusar a los verdaderos cabecillas. ¿Quién con dos dedos de frente se va a creer el cuento de que Juan Carlos Monzón era la cabeza de la red de corrupción? ¿Cómo pueden de primas a primeras decir que la vice no sabía nada y eximirla de toda culpa? ¿Será que dejar libres a los verdaderos cabecillas es la negociación a cambio de prorrogar la Cicig?
Sería muy triste que luego de elevar las expectativas de los guatemaltecos honrados todo se quede en una simple negociación de impunidad del Presidente y Vicepresidenta, a cambio de la extensión del período de la Cicig. Si no se llega hasta las últimas consecuencias y todo se queda igual, lamentablemente deberemos entender que esa fue la negociación, la que no sería menos corrupta que las acciones que dicen ahora perseguir.
Mientras se averigua, recordemos que para los politiqueros corruptos es una crisis, pero para los guatemaltecos honrados es una gran oportunidad. Así que tomémosla y presionemos hasta donde sea necesario para que todos, incluyendo los cabecillas, paguen los elotes que se comieron.
Fb/jjliber