PANÓPTICA
Debates políticos
Con la convocatoria a elecciones por parte del TSE, inicia “oficialmente” el sprint político que organizaciones como el PP, la UNE, Líder, Todos, Unionista, Creo y otros han emprendido desde 2012, posicionando candidatos ilegalmente, incumpliendo su obligación de analizar los problemas nacionales y de formar cívicamente a sus afiliados, creando fundaciones parapolíticas para hacer campaña electoral, alterando listados de afiliación e irrespetando los límites de gastos de campaña electoral; toda la Cosa Nostra con el mismo objetivo: enriquecerse ilícitamente a través de los negocios en y desde la Administración Pública, así como ejercer el monopólico poder público sobre los bienes y servicios soberanos/estratégicos del Estado para el beneficio de grupúsculos privados.
Dicha maratón politiquera se desarrolla a través de la perversa mercadotecnia, la enlatada comunicación de masas, la violencia simbólica y política, la psicologización del imaginario colectivo, por ejemplo: “la responsabilidad ciudadana en torno a la transformación del país, el ansiado desarrollo democrático y el futuro político primaveral”, y la movilización artificial/clientelar que evidencian abordajes superfluos y nimiedades políticas vía la estética electoral y el esnobismo partidario, desdeñando la importancia imprescindible de los debates políticos en la vida democrática del país —no solo en la coyuntura electorera—, comprendidos como ejercicios dialógicos para construir ciudadanía y ejercitar los derechos humanos.
Los debates políticos, en esencia, son mecanismos que permiten contrastar las divergencias ideológicas, filosóficas, programáticas y políticas entre los candidatos sobre temáticas torales, donde la ciudadanía debe pasar el polígrafo y cachar los dispositivos de dominación demagógica subyacente en los discursos.
Son un medio para problematizar los flagelos histórico-sociales del Estado de Guatemala, para analizar crítica y sólidamente la causalidad de los mismos, y proponer una serie de alternativas para el cambio y la transformación social. Los debates históricos entre Manuel Colom y Alejandro Maldonado, y entre Vinicio Cerezo y Jorge Serrano son remembranzas del arte de debatir públicamente y de la calidad de las argumentaciones políticas.
Claro, debemos reconocer que en Guatemala, hoy por hoy, adolecemos de estadistas. Sin embargo, como ciudadanos debemos exigirles a los candidatos que debatan sobre los retos de desarrollo del país, sobre aquellos fenómenos estructurales que fortalecen la democracia, la gobernabilidad y el Estado de Derecho.
¿Cuáles son esos temas no negociables que los presidenciables deben discutir a profundidad? La reforma fiscal integral, la reforma a la Ley Electoral y de Partidos Políticos, la reforma/refundación del Estado, el endeudamiento público, la transformación del modelo de desarrollo económico-productivo, la adaptación y mitigación al cambio climático, el desmantelamiento de los Ciacs, la política exterior y la cooperación internacional, la conflictividad socioambiental, las migraciones, la corrupción y la impunidad, y las autonomías de los pueblos indígenas.
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